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Alicia se detiene frente a la empresa donde su padre trabajó y mira aquel impresionante edificio.
Traga saliva en seco y emprende el camino hasta la entrada, iba decidida a solucionar el problema económico de su familia.
[...]
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Alejandro se encontraba en una reunión importante ese día, estuvo esperando por mucho reunirse con esas personas así que estaba muy interesado en la propuesta que le estaban haciendo.
Completamente sumergido en la conversación, no se percata de que su asistente se inclina hacia él y le susurra algo en el oído, el CEO baja la mirada y mira de soslayo a su secretaria. Luego frunce el ceño al escuchar el mensaje.
- La señorita Alicia Guzmán lo está esperando en recepción, dice que desea conversar con usted.
El pelinegro vuelve la mirada al frente para observar a los presentes, pero por dentro ya había dejado de prestar atención a la conversación, escuchar que esa rubia de ojos marrones lo estaba esperando abajo lo hizo emocionarse.
En eso, Alejandro se pone en pie y los presentes guardan silencio.
- Tomaremos una pausa de una hora, ¿si no les molesta? -los presentes se miran, pero no objetan negativas -. Mi asistente los asistirá en todo lo que necesiten.
El CEO ajusta su traje y abandona la sala de juntas, encamina sus pasos hasta su oficina y rápidamente al llegar a esta, marca el número de la recepción y hace subir a la rubia.
Se reclina en su asiento y espera paciente a Alicia, muerde un poco sus labios y luego mira la hora en su reloj, solo tenía una hora para ella... cuando de la nada alguien toca la puerta y por esta se asoma el vigilante de piso.
