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Su padre se fue muy temprano al día siguiente, se le veía muy contento y Alicia también lo estaba, bueno, aunque fuese solo un poco. Sabía que su deuda apenas comenzaba...
Quedo de acuerdo con su papá que no la llevaría más al trabajo ni estaría al pendiente de ella, la idea era que no descuidara su empleo, le estaba costando mucho como para que lo volvieran a echar.
Una vez que él se marchó, la joven soltó el aliento y media hora después alguien toca la puerta. Ella se sobresalta, pero luego reacciona, no podía estar con los nervios de punta no estaba haciendo nada malo en casa.
En esos momentos debería de estar trabajando, pero tuvo que renunciar, puesto que si a ese hombre le daban ganas de cualquier locura a cualquier hora no podía dejarlo embarcado. Se encamina hasta la puerta y al abrirla ve a Marcos, su vecino parado en la misma.
- Hola Alicia -la saluda el rubio de facciones bastantes atractivas -. Vi a tu padre salir y no te vi ir con él hacia la estación, ¿estás enferma?
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- Hola, Marcos, no claro que no -ella sonríe un poco para ser amable.
Ese chico siempre estaba en todos lados, estudiaron juntos en el colegio, pero él siguió el camino a la universidad mientras que ella no pudo hacerlo. Sin embargo, él seguía muy al pendiente de ella como cuando estaban en el colegio.
Por un tiempo le llamó la atención, pero con tantos problemas en su casa ya ni a eso le daba importancia.
- ¿Qué se te ofrece? -pregunta ella para salir rápido de esa visita.
- Bueno, me preguntaba si te gustaría salir conmigo al cine. Bueno, vamos algunos amigos y quería saber si este saba...
- Buenos días, ¿interrumpo algo?
Alicia estaba tan concentrada en la conversación con su vecino que no se percató de que Alejandro Sangenis, el jefe de su padre estaba ingresando en su propiedad.
