33.- ¡Eres mía!

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Jaime pestañea reiteradas veces al escuchar a Alejandro, lo ve alejarse rápido notando un aura peligrosa alrededor de su cuerpo

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Jaime pestañea reiteradas veces al escuchar a Alejandro, lo ve alejarse rápido notando un aura peligrosa alrededor de su cuerpo. No tenía que ser muy inteligente para saber a quién iba a golpear, y la verdad es que no le importaba que lo hiciera.

El padre de Alicia suelta el aliento y termina por sentarse en la silla de espera, Marcos se merecía que le dieran una paliza, era un cabrón que no tuvo el valor de proteger a su hija.

Al menos el accidente de Alicia no pasó a nada grave, luego recuerda los sentimientos de ella, le iba a tocar aceptarlos, no quedaba de otra.

[...]

Alejandro puso el coche en marcha y salió disparado del estacionamiento de la clínica, condujo a gran velocidad en dirección a la calle donde Alicia vivía...

Y no se demoró mucho en llegar, cuando estaciono el coche frente a la residencia de Alicia, buscó con la mirada la maldita motocicleta de Marcos, hasta que dio con ella.

Caminó con pasos firmes hasta donde estaba el vehículo y vio movimiento dentro de la
casa.

Se fue directo hasta la puerta y tocó con algo de violencia... de manera inmediata, sale un hombre mayor de cabello rubio que al mirarlo frunce la mirada.

-  ¿Quién es usted? ¿Qué hace a esta hora en mi casa?

-  ¿Dónde está su hijo?

-  ¿Marcos? ¿Qué quiere con él?

-  ¿Quién es padre?

Cuando Alejandro identifica la voz de Marcos, su sangre hirvió, empuja la puerta de un solo portazo y es cuando ve al vecino de Alicia.

Y este al verlo ensancha la mirada del miedo, era de suponer que sabía por qué estaba de visita en su casa.

- Oiga, ¿Qué demonios cree que está haciendo? Llamaré a la policía -musita el padre del chico.

Y antes de que pudiera decir otra cosa, el CEO planta un golpe en la cara del chico, quien cae el suelo de forma violenta.

-  Llame a la policía, creo que su hijo tiene mucho que explicar, ¿no es así, Marcos? -el joven se tapa la nariz por la cual brota una cantidad abundante de sangre, pero le mantiene la mirada a Alejandro.

-  iSe ha vuelto loco maldito desgraciado! Cómo se atreve a venir a mi casa a golpear a mi hijo de esa manera -el padre y la madre se inclinan hacia el muchacho.

La obsesión del CEOWo Geschichten leben. Entdecke jetzt