20.- Hembra

9.3K 363 12
                                    

Alicia pestañea repetidas veces ante aquella demanda.

- Ve y te pones otra cosa -Alejandro le ordena.

La rubia corre a su cuarto y termina poniéndose un pantalón; luego va hacia la puerta, pero notando que Alejandro seguía en la cocina sin nada de ropa, y eso la desconcentraba mucho.

Abre la puerta fijándose que era Marcos, su vecino. Alicia ensancha la mirada al verlo allí con una sonrisa en los labios.

- Hola -le dice él mirándola de abajo hacia arriba- Parece que no estás lista aún

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

- Hola -le dice él mirándola de abajo hacia arriba- Parece que no estás lista aún.

- ¿Lista? - Alejandro escuchó la voz de ese muchacho y frunce el ceño, se encamina hasta la puerta para escuchar mejor la conversación.

- Para salir, ¿se te ha olvidado?

Alicia se tensa al sentir la presencia de Alejandro cerca, él se había puesto detrás de la puerta mientras que ella moría del miedo.

- No, bueno, es que yo... -en eso siente como el castaño pica con la uña uno de los dedos que sostiene la puerta causándole un poco de dolor- ¿Sabes? yo no voy a poder ir -esa advertencia que le estaba dando era evidente, no quería que saliera con ese chico.

- ¿De verdad? ¿Por qué?

- Mi padre llegará pronto de viaje, debo estar en casa cuando él llegue.

- Entiendo... quizás pueda pedirle permiso a tu padre para cuando regrese.

- Sí, puede ser.

Y allí de nuevo, Alejandro pellizca su dedo, pero con un poco más de fuerza, lo que la hace fruncir los labios. Ese hombre estaba furioso.

- Debo entrar para seguir acomodando la casa antes de que mi padre regrese.

- ¡Claro! -dice Marcos frunciendo la mirada- ¿Está todo bien?

- Sí, disculpa por lo de hoy.

- No hay problema, nos estamos viendo.

En cuanto ella hace intento de cerrar la puerta, Alejandro planta la palma de su mano contra la misma y es él quien la termina por cerrar, pero sin apartar la vista de ella.

- "¿Sí, puede ser?" ¿Cómo que sí puede ser? -los ojos azules de ese hombre se habían vuelto más oscuros de lo normales, ella lo miró fijamente y se quedó callada- Has dejado el camino abierto para ese chico.

La obsesión del CEOWhere stories live. Discover now