LA VIDENTE

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—Vamos a ver a una bruja! —reclama Janu con desconfianza.
—Se llama Esmeralda y es una vidente. —Le doy una mirada fulminante—, no es lo mismo. Además, ella es mi amiga desde el colegio.

Niega con la cabeza, su naturaleza incrédula hace su aparición en forma de un largo suspiro.

—Qué hacemos aquí, Selá?
—Buscamos respuestas. Te dije que soñé con tu hermano siete noches seguidas, eso debe significar algo.

Esmeralda me recibe con una mirada de compasión y dice:
—Sabía que encontrarías la forma de venir.
Janu voltea los ojos hacia arriba sin dar crédito a las palabras de la extravagante mujer.

—Esme, necesito encontrar a Magno.

Me ayuda a sentarme frente a la pequeña mesa con mantel de terciopelo rojo y empieza a hablar:

—Cuando extrañas mucho a alguien aprendes el idioma de los muertos y te acostumbras a hablarles y a sentir sus respuestas en vez de escucharlos.

—No Esme, ¡él no está muerto! —Grito desde lo más profundo de mi ser.

—Eso lo sé, no me dejaste terminar.
En tu mensaje me decías que lo viste en sueños; pero lo hacías como si recién lo estuvieras conociendo.
—Mensaje —replica Janu—, qué mensaje?
—Goya, el enfermero de la tarde, a veces me presta su teléfono para "jugar"— explico.
—Puedo seguir? —pregunta Esmeralda, contrariada por la interrupción.

Con la cabeza hago una señal afirmativa, porque estoy interesada en lo que tiene para decir.

—Eso significa que no lo estás recordando sino que estás proyectando su estado actual.
Selá, cuéntame tus sueños...

Cuestión de pielOù les histoires vivent. Découvrez maintenant