HASTA SIEMPRE

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He perdido la capacidad de diferenciar entre lo que sueño y lo que es real.
No sé si Magno vive, o tal vez quien ya no vive más soy yo.

De nueva cuenta, abro mis ojos y una enfermera de cabello quemado y opaco, dedica cinco minutos para contarme del accidente que tuve.

Ahora recuerdo, después de enfrentar a Lota, salí de la casa con un dolor emocional instalado como un peso sobre mi espalda. Cuando me siento así, no quiero ver a nadie, a nadie excepto a Magno.

Emprendí la travesía y avanzada la noche después de cuatro horas en carretera, el auto en el que viajaba resbaló sobre una delgada capa de agua en el asfalto. Eso es lo último que recuerdo.

No tengo ningún objeto personal conmigo, y no sé de memoria ni un solo bendito número de contacto. Mi nombre grabado en el brazalete que me quitaron de la muñeca izquierda, es la única prueba de que yo realmente existo.

Pienso en Magno y mi mirada se nubla. Qué tal si un día despierta y se da cuenta de que pensar en mí no le hace bien. Que mi presencia en su cabeza le incomoda y decide olvidarme. Qué tal si continúa su vida con Ula y nuestro "para siempre" se convierte en un "hasta siempre".

Tengo claro que no reino en sus pensamientos ni en su corazón y no quiero causarle dolor. Estoy dispuesta a aceptar lo que venga; sin embargo, espero que me busque con todas sus fuerzas y no descanse hasta que nos volvamos a encontrar.

Cuestión de pielWhere stories live. Discover now