RIESGO NO CALCULADO

36 5 0
                                    

Después de la desaparición de Magno, cada noche volvía mis ojos al cielo pidiendo volverlo a ver. Mis días empezaban solo cuando iba a dormir; porque era ahí cuando me reunía con él, aunque solo fuera en sueños.

Los recuerdos me mantenían despierta pensando en todo lo que quise hacer con él y no me atreví: en los besos que no le di, en las caricias que me guardé. Fueron tantos los momentos en los que me limité a usar la mirada para decirle lo mucho que me gusta cuando arruga sus ojos al sonreír, lo bien que se ve cuando usa traje y lo protegida que me siento cuando me rodea con sus brazos.

Quise con tanta fuerza verlo como un hombre de carne y hueso, que nunca calculé el riesgo de encontrarlo perteneciéndole a alguien más. El universo me concedió mi deseo y debo ser agradecida, sería una maldición no reconocer un milagro.

Janu dirige a Ula hacia el camino de tierra para darnos un respiro; un espacio para compartir la enorme pérdida que hay entre nosotros.

Magno evita mirarme, y cuando por fin lo hace parece que le doliera. No sabe qué decir porque no me recuerda, sin embargo; tiene un hormigueo sordo que le demuestra que significo algo para él.

La vida es una acumulación de presentes, es lo único que realmente existe; entonces hoy debo estar feliz porque Magno apareció y dejar de pensar en sus labios casi inexistentes y en sus dedos enredándose en mi cabello.

—Me tengo que ir —le digo dejando hablar a la sensatez.
—¿Por qué? —reclama acercándose peligrosamente.
—Porque teniéndote aquí es real, lo que siento se vuelve real. Si no te veo puedo pretender que nada pasa —confieso.
—Por favor quédate —suplica Magno—, no te vayas.

Cuestión de pielDonde viven las historias. Descúbrelo ahora