HORAS ESPEJO

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El reloj marca las 06:06 y la luz tornasol de la mañana nos sorprende hablando de la vida. Compartimos música, bromas y temas muy serios, como su relación con Ula, por ejemplo.

No estoy en posición de sentir celos; así que me limito a opinar como quien mira los toros de lejos.

Ula tomó las riendas de su vida y le dio un nombre y un significado a su existencia.
Akea, el aparecido, lo llamaron hasta ayer. Hoy vuelve a ser Magno; solo que ya no es mío.
Él y yo ahora somos elementos simpáticos que se buscan y se atraen. Somos la manifestación física de nuestro deseo de volver a encontrarnos.

Ula entra silenciosamente en nuestro espacio y volvemos a ese estado de conocidos-amigos sin derechos.

—Desayunando, tan temprano! —comenta con un dejo de ironía, posando la culpa sobre Magno y la botella que tiene enfrente.

Quiero cruzarme entre las filosas palabras de Ula y defender a Magno porque creo que está en su derecho de recuperar quien era; sin embargo, la silueta de luna llena de la inquieta mujer me frena.

—Ya tienen que irse —sentencia, dándome una mirada hostil.

Janu llega sin saber que su presencia refresca el ambiente.
—Tenemos que irnos hermano, pero vamos a preparar todo para tu regreso —dice emocionado.
—Va de visita —replica Ula—, solo de visita.

Cuestión de pielDonde viven las historias. Descúbrelo ahora