Cuestión de piel

A PESAR DE TODO

La imagen de Magno que tengo grabada en mis párpados desaparece dejando en su lugar la cara de Janu.
—Otra vez lo soñé —digo con voz dolorosa.
—No Selá. Mi hermano estuvo aquí. Acaba de irse con Lota, a Ula se le adelantó el parto.

<Un balazo me habría dolido menos>, pienso.
—Sácame de aquí Janu, —le pido como en mis peores días.

Las horas pasan esperando a que algún Doctor se apiade de mí y me deje salir antes de que pueda pronunciar el alfabeto sin sonar como una puerta oxidada.

En el auto de Janu, el silencio se corta con el timbre de su celular.
—Es para ti. —Me entrega el aparato y mi cara se ilumina al ver las iniciales del contacto.

—Hola Hermosa, perdóname por no haberme quedado más tiempo.
El hormigueo que se activa con su voz, aparece con fuerza.
—Te quedaste lo suficiente. Prefiero que no me veas así de rota —susurro con dificultad.
—Yo estoy aquí para ti. Te quiero completa o en pedazos, de cualquier manera sigues siendo tú.
Tienes que cuidarte para que puedas volver a cantarme al oído.
Dejo escapar una pequeña sonrisa.
—Así está mejor. Tu risa me hace feliz.

Hablamos por cuatro minutos y es suficiente para recargar mi energía. Yo espero aligerar su carga también, porque tiene muchas cosas con las que lidiar ahora.

No sé cómo explicarlo. A pesar de todo y a pesar de todos, cada vez estamos más cerca, más conectados, más enamorados y más felices de sentir mariposas en la panza.