🌸La unión de tres reinos🌸

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Tae Min Había terminado de revisar a su Alteza, y aunque aún era precipitado siquiera preguntar, el hecho de que su alteza era un Ger y debía tener un cuidado especial, era un hecho, intente tranquilizar y calmar mis pensamientos, estábamos a punto de entrar en guerra, una guerra que traería la paz y estabilidad requerida para que él gobernara sin temor a errores futuros y necesitaba canalizar toda mi atención en ello si quería garantizar la seguridad de su Alteza.

Estábamos a punto de ir a la sala de transferencias cuando el suave golpeteo en la puerta nos retuvo en el interior, aquel suave aviso fue demasiado familiar como para no saber de quién se trataba, por lo que bajé tranquilamente la guardia y di la orden de acceso. —Entra.

La puerta se abrió lentamente dejando ver la sombría figura de Lu Xiao entre la oscuridad del pasillo y la luz penetrante de la habitación. Él dio dos pasos hacia el interior y una vaga silueta se hizo presente tras él. Mi mirada se congeló en el instante que visualice la presencia de tal ser, su energía era tan pobre que, si no fuese porque estaba frente a mí, podría haberlo confundido con un humano e ignorar su existencia. Claro que eso es imposible si tal presencia camina frente a mis ojos. Respire profundamente antes de dirigir la mirada directamente hacia Lu Xiao que estaba erguida mente parado frente a mí, él ni siquiera pestañeo, no bajo la mirada y simplemente dio un paso al costado dejando ver por completo al ser a su lado. No pude evitar que cada uno de mis músculos se tensaran, las ganas de desmembrar cada miembro del ser delante de mí eran insoportable. Aun así, me contuve ahogando la ira entre mi garganta y mis dientes. —Lu Xiao, espero que tengas una buena razón para traer tal basura ante mi presencia...

Lu Xiao es mi sombra, es la daga que escondo como arma secreta cuando mi espada no es suficiente. La confianza y respeto entre ambos es más haya de una simple relación sirviente y un maestro, miles de batallas luchando espalda contra espalda hacen que confíes tu vida a aquellos que luchan a tu lado. Es por esta razón, por esta única razón que en este momento Lu Xiao aún conserva su cabeza. Pero si la razón de traer a Fu Ming ante mí de esta manera tan liberal no es suficientemente convincente, no sé si mi ira tenga memoria pasada y comprenda sobre lealtad.

Suspire fríamente al mirar a Lu Xiao que permanecía inmaculable en su lugar, simplemente me resigne a escuchar antes de cualquier arrebato del momento, después de todo, sabía que en este mundo nadie odia más a Fu Ming que Lu Xiao, debía tener una razón para no haberlo matado el mismo en el acto. —Rey Liu, tenga la seguridad que no haría tal negligencia, Fu Ming ha sido interrogado por Ming Zu durante toda la noche, fue interrogado exhaustivamente bajo la droga de la verdad y yo mismo me asegure de que el interrogatorio se llevara a cabo de la forma correcta y con los implementos necesarios.

Asentí levemente tomando en cuenta sus acentuaciones en cuanto al interrogatorio, miré a Fu Ming que hasta el momento se había mantenido en completo silencio. Este me miró fijamente con una sonrisa en sus ojos, aun conservando su porte arrogante, aquellos ojos fríos del color del oro que delataban su origen, solo hacían que me hirviera la sangre, pero debía contener las ganas de arrancar su cabeza. Estaba tan inmerso en la ira que sentía en ese momento, que había olvidado por completo la presencia de su alteza, y no fue hasta que este apretó su agarre en mi brazo tras de mí, que mi cuerpo se tensó completamente desviando la mirada hacia él. Los ojos de su Alteza me miraron opacados, llenos de temor y preocupación, intente sonreí levemente y palmee su mano dándole confort, relaje mis músculos y me voltee quedando cara a cara frente a él, y susurrando suavemente para calmar su notoria ansiedad. —Su Alteza, no tiene nada de qué preocuparse, estoy aquí...

Una suave y aguda risa resonó en la habitación, mi cara se volvió oscura y sentí como la ira brotó en mí. Me voltee mirando fijamente a Fu Ming y en dos zancadas quede frente a él tomándole firmemente de las túnicas superiores, él me miró sin pestañear, no había temor en sus ojos, ni siquiera un ápice de este. Sonrió cínicamente y poso sus manos sobre la mía jalándola suavemente para retirarlas de su cuello y una suave voz, soltó. —Por fin nos volvemos a ver, Rey Liu Huó...

Bai Lian HuaWhere stories live. Discover now