𝐓𝐎𝐖 |𝟔𝟓

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𝐍𝐀𝐑𝐑𝐀𝐃𝐎𝐑 𝐎𝐌𝐍𝐈𝐒𝐂𝐈𝐄𝐍𝐓𝐄

Cuando Roman regresó al lugar, pudo ver a Maddy y Rhea sonriéndose y muy juntas. Aunque quiso reír por la expresión de disgusto en el rostro de Jey, no pudo contenerse, ya que también se sentía de una manera desconcertante.

—¿Cómo estás pasando el rato, Uce? – le preguntó Jimmy.

—¿Sabían de esto ustedes? – preguntó al sentarse en la mesa donde estaban los chicos.

—Solo sabíamos que Maddy quería celebrar tu cumpleaños – respondió Solo.

—¿Y lo de nuestras familias? – preguntó.

—Eso nos tomó a todos por sorpresa – dijo Jey.

—Ya veo.

Los siete hombres dirigieron su mirada hacia Rhea y Maddy cuando soltaron una carcajada al estar charlando entre ellas y junto a las hermanas de Roman.

—Parece que se llevan bien – dijo Jimmy.

—Eso parece.

—¿Nunca se han preguntado si ya la conocían? –preguntó Finn a los cuatro samoanos.

—No – respondieron los cuatro al mismo tiempo.

—Tengo vagos recuerdos de haber conocido a una niña, pero las imágenes de ella son muy difusas – comentó Roman.

—¿Y ustedes? – preguntó Damian a los tres hermanos.

—No, al menos yo no – dijo Jey.

—¿Y tú? – preguntó Dominik a Jimmy, quien se había quedado muy pensativo.

—No lo sé, me suena de algo pero no estoy seguro.

—Yo definitivamente no, fueron muy pocas las veces que acompañé a mi padre a los shows y si la llegué a conocer, no lo recuerdo – dijo Solo.

—Hola chicos – fue Maddy quien se les acercó.

—Hola, ¿te estás divirtiendo? – le preguntó Jey.

—Sí, mucho...

—¿Cuánto has bebido? – le preguntó Dominik.

—No estoy bebiendo, no puedo consumir alcohol por los medicamentos – dijo.

—¿Y estás consumiendo...? – preguntó.

—¡Dom! – le advirtió Rhea.

—No, no lo hago desde la última noche que estuve en el hospital – respondió.

—Lo siento, solo quería confirmarlo – se disculpó.

—No te preocupes, Dom – contestó.

—Debemos irnos – le dijo Rhea a Maddy.

—¿Por qué? – preguntó Roman.

—Estoy agotada, toda la semana no dormí muy bien por estar planeando este día, y como ya vi que salió todo como lo tenía pensado, es hora de que vaya a descansar – explicó Maddy.

—Debemos, recuerda que yo te ayudé – dijo la australiana.

—Tienes razón, gracias por echarme una mano – le guiñó el ojo.

—Ha sido un absoluto placer – le sonrió.

—Iré a despedirme de la familia de los chicos, ¿vienes? – preguntó.

—Claro – respondió, para luego seguir sus pasos.

Los hombres observaron cómo las dos mujeres se alejaban de su mesa para luego acercarse a la mesa donde estaban los adultos mayores y, por supuesto, la familia de los samoanos.

𝐓𝐇𝐄 𝐎𝐍𝐋𝐘 𝐖𝐎𝐌𝐀𝐍 ~ 𝐑𝐎𝐌𝐀𝐍 𝐑𝐄𝐈𝐆𝐍𝐒 𝐗 𝐑𝐇𝐄𝐀 𝐑𝐈𝐏𝐋𝐄𝐘 ; 𝐖𝐖𝐄Where stories live. Discover now