"Sueños húmedos"

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Cassian

Faltaban menos de diez minutos para las ocho y me encontraba agotado y cansado al mismo tiempo. No podía dejar de pensar en esa niña en cuerpo de mujer, y eso era un verdadero dolor de bolas. No soy de los hombres que niegan cuando algo les gusta, y por más que quisiera negarlo, esa niña despertaba en mí un deseo que nunca había sentido por ninguna mujer antes.

Al salir, noto que todos en el bufete se han ido, lo que da la impresión de que todos me tienen miedo, y eso me gusta. Mientras salgo de la oficina, mi teléfono comienza a sonar, y siento un nudo en el estómago al reconocer el número. Sé que esa niña me ha desobedecido, la ira burbujea dentro de mí, preparada para estallar en cuanto conteste la llamada.

—¿Dónde está?—la voz al otro lado de la línea proporciona la información que necesito para ir tras esa rebelde.

Al adentrarme en la discoteca, mi presencia irradia una elegancia serena que no pasa desapercibida. Mi mirada se desliza por la multitud, buscando a Mavie entre las luces parpadeantes y el bullicio de la pista de baile. La encuentro, bailando con una sensualidad hipnotizante, algo en mí se enciende.

Tomo asiento en una mesa VIP, llevando una copa a mis labios con distinción. El líquido ámbar acaricia mi paladar con su sabor exquisito, pero mi atención está completamente centrada en Mavie, quien se mueve con recelo y pasión entre la multitud.

Me encuentro cautivado por su gracia y su magnetismo. Mi polla se inflama, mi boca se seca todo en ella me seduce.

—Deja que te ponga las manos encima pequeña.

Una mujer despampanante se atraviesa en mi camino justo cuando tenía a Mavie en la mira. Su presencia interrumpe mi atención y la pierdo de vista entre la multitud. Levanto la mirada con desprecio.

—¿Que quieres?—increpó tosco mi enfoque está puesto en encontrar a Mavie y poner fin a su desobediencia.

—Perdona, ¿acaso te molesta que te haya interrumpido?

—No es cuestión de molestia, simplemente no tengo tiempo para juegos. ¿Puedo ayudarte con algo?

—¿Ocupado? No pareces muy ocupado para mí. Deberías tomarte un descanso y disfrutar un poco de la vida.

—Mis prioridades no son de tu incumbencia. Retírate, tengo asuntos más importantes que atender que no incluyen conversaciones triviales.

— ¿Qué modales son esos?

—Los que no toleran el desperdicio de tiempo. Ahora, si no tienes nada importante que decir, lárgate y no me hagas perder el tiempo.

—Eres un completo idiota—ataca molesta.

—Y tú eres una distracción innecesaria—contraatacó.

Hago señas con las manos, instando a la mujer deslumbrante a retirarse, ella se va arrebatada y furiosa. Vuelvo a centrar mi atención en la problemática en cuestión cuando un borracho se acerca a ella. Sin dudarlo, me paro de mi lugar y camino hacia ellos.

Me paro un segundo al presenciar cómo ella se defiende con destreza, derribando al borracho al suelo con eficacia. Sin embargo, mi asombro se desvanece cuando veo al borracho levantarse nuevamente, retador.

Ella es problemática, astuta y peligrosa. Es mi dolor de cabeza.

—Atrévete a tocarla, y te cortaré la puta mano.—asevere tosco.

Sin vacilar, canalizo mi chasco en un ágil y contundente puñetazo directo a su mandíbula. El impacto resuena en el aire de la discoteca; el borracho cae hacia atrás con un golpe sordo, estrellándose contra el suelo con un gemido de dolor.

"El Abogado de la Mafia" { 𝐋𝐢𝐛𝐫𝐨; 𝟏 𝐂𝐨𝐦𝐩𝐥𝐞𝐭𝐨✅}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora