"Criminal vulnerable"

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Mavie

La pelea con el abogado, concluyó. El no ha vuelto a casa y ya es tarde. Siempre avisa si se quedará fuera o dormirá en otro lugar. Tendrá alguna novia y no quiere decírmelo. Terminé de leer mi libro y acomodé las sábanas para dormirme en el sillón cuando el ruido de la puerta me detiene. Cassian entra tambaleándose de un lado a otro. Me levanto del sillón y lo sostengo. Es muy fuerte, muy grande y muy pesado.

—He llegado, niña, pero estoy un poco ebrio —dice con voz arrastrada.

—Oh, qué sorpresa. Vamos, gigante, déjame ayudarte a llegar a tu cuarto.—lo conduzco hacia su habitación. Una vez adentro, lo tiro sobre la cama y comienzo a quitarle los zapatos.

—Si me piensas desnudar, asegúrate de quitarme todo. Tengo calor —formuló con una risa torpe.

—No se preocupe, seré muy meticulosa en mi labor de desvestirlo completamente—le seguí el juego—Dudo que mañana se acuerde de algo.

Él se remueve refunfuñando mientras le quito la chaqueta y la camisa. Tiene un cuerpo musculoso y tonificado, es muy guapo pero arrogante.

—Tienes unos gustos horribles, ¿eh? Fijarte en un insecto patinador —habló con los ojos cerrados y borracho.

—¿Insecto patinador?—repetí confusa.

—No, seres de él. Lo juro, no seres suya.

Cassian susurra algo que no logro escuchar bien, ¿de quién está hablando? ¿Quién es un insecto patinador?

—¿Puedes dejar de balbucear y decirme quién es ese insecto patinador?

—Es un intruso, una sanguijuela que voy a hacer desaparecer muy pronto. Menudo confianzudo.

—Peleas dormido hasta contigo mismo es increíble.

Atrape las sábanas y lo arropé con ellas, preguntándome de quién estaría hablando de ese modo. Cuando estaba a punto de abandonar la habitación, me tomó del brazo sus ojos abrieron de golpe y me atravesaron el alma.

—No es inteligente quedarse conmigo.

—¿Por qué dices eso?

—Porque te has adentrado en mi mundo y no habrá ley que pueda impedir que te consuma.

—No pienso dejar que me consumas.—rió el, y sujetó mi mano con más fuerza.

—Has caído en mis manos, pequeña, y las llamas de mi infierno ya te han alcanzado.

Me soltó y salí de su dormitorio, con sus palabras recalcando en mi mente.

—¿Que quiso decir con eso?—le reste importancia acomodándome en el sillón.

Cassian

El dolor de cabeza es insoportable, como si martillaran mi cráneo desde dentro. Los rayos del sol se cuelan por mi ventana, intensificando el malestar. Todo lo que pasó anoche es un borrón horroroso. Ni siquiera sé cómo llegué a casa. Tal vez Tony me trajo, o amanecí en la cama de una mujer, como acostumbro a hacer. Abro los párpados y, para mi alivio, me encuentro en mi cama. Menos mal. Mis ojos recorren mi cuerpo y, mierda, estoy desnudo. ¿Acaso traje a una mujer a casa anoche y tuvimos sexo?

Pierdo el juicio cuando bebo. Abandone mi cama, en busca de la mujer que debía estar aún en mi departamento. Me puse solo unos bóxers y salí de mi habitación. Al llegar a la cocina, me encontré con Mavie desayunando. Al verme, escupió la leche de su cereal. Me maldije a mí mismo; se me había olvidado que ella vivía conmigo.

—No usas ropa —anexó, levantando una ceja.

—Estoy en mi casa.

—Más razón para usarla —contrastó ella.

—¿Dónde está la mujer? —pregunté, con urgencia de aclarar mis recuerdos.

—¿Qué mujer? —dijo ella, con una nota de confusión.

—La que durmió conmigo anoche —insistí.

Ella soltó una carcajada y me miró con burla:

—Deberías dejar la bebida, te hace daño.

—No estoy bromeando, ¿dónde está? —frustrado, traté de recordar algo más.

—No hay nadie más aquí, Cassian. Seguro solo fue producto de tu imaginación... o del alcohol —se burló.

Maldita sea, pensé. Es irrealizable que haya traído a alguien. Por más borracho que estuviera, nunca las traigo a casa. Solo a Mavie, y eso es suficiente. Necesito averiguar qué tanto perdí el control anoche.

—Maldición. ¿Tú me quitaste la ropa, Mavie?—indagué.

—No tuve otra opción —se encogió de hombros.

—¿Me viste desnudo? —me calentaba la idea de que ella me hubiera visto sin ropa.

—Ni que fueras Christian Grey. He visto mejores cuerpos desnudos.

—Me imagino que has visto muchos desnudos, en internet, ¿verdad?

—Quizás más cerca de lo que crees.

Solo con imaginar que ella ha visto a un hombre desnudo la sangre me escala. Me encargaré que no vea a ningún hombre, sin ropa muchos menos a ese insecto patinador.

—¡No me jodas!

—Me encanta hacerlo. Y otra cosa —se rió—, vístete. No querrás ser la estrella de los tabloides.

Dejó de desayunar y se encaminó hacia la salida yo seguía como un idiota varado en medio de su sala desnudo y siendo burlado por una chiquilla de solo veinte años.

—¿A dónde vas tan temprano?—mi voz, salió ahogada.

—Iré a la pista de patinaje—dijo de prisa—Hoy regresare tarde señor Rostov.

El solo hecho de pronunciar "señor Rostov" mi polla se hincha poniéndome duro con esa pequeña, y retadora boca. Fantaseo como sería tener esos labios carnosos alrededor de mi pene. Ella se fue, y me regresé a mi habitación con el miembro duro, demasiado rígido. Ingresé al baño y el agua cayó sobre mi cuerpo, y la imagen de ella llenó mi mente con indecentes pensamientos.

Guié mi mano hacia mi pene, y deslizó de arriba abajo con movimientos suaves. La tela se mueve en cuanto percibe, mis circulaciones las venas se me marcan y la boca se me seca.., repito más rápido masturbandome con ella en la cabeza. Su silueta acapara toda mi mente: sus labios, sus ojos azules, sus largas piernas blancas, su larga cabellera, y su manera tan rebelde de desafiarme. ¡Mierda! Toda ella, me envuelve y me enloquece.

—Mavie—jadeo perdido—Pequeña.

—Mmm, chiquilla....

El pasmo del orgasmo me toma desprevenido, y sin avisarme me corro sobre mi mano. Jadeo desesperado viendo como el, agua se lleva mi semen deslizándose por mis piernas. Clavó la mirada en mi pene, aún duro, y como se desembocó por ella. Me he masturbado por Mavie, y no me arrepiento.

Salí del baño con una toalla alrededor de mi cintura, todavía pensando en ella. Justo cuando estaba a punto de vestirme, el teléfono sonó. Lo alcancé y vi que era del bufete.

—¿Qué pasa? —respondí, secándome el cabello con la toalla.

—Señor Rostov, tenemos un caso urgente —dijo la voz al otro lado de la línea—. Necesitamos que venga de inmediato.

Suspiré, dejando a un lado mis pensamientos y enfocándome en lo que tenía que hacer.

—Estaré allí en veinte minutos —contesté, colgando antes de que pudieran decir algo más.

Volví a sacar mi teléfono y llamé a Tony. No tardó en responder.

—Señor, ¿qué necesita?

—Tony, necesito que investigues a alguien —demandó.

—¿Quién es? —preguntó Tony.

—Un insecto patinador llamado Galán. Nos vamos a deshacer de él, incluso si tenemos que crear un accidente —aseveré con frialdad.

Llámenme enfermo o psicópata, pero no permitiré que nadie lastime a Mavie. Quien lo haga no tendrá ni un respiro de vida para contarlo. Si el destino no se encarga de desterrarlo de este mundo, entonces yo me adelantaré y lo enviaré sin regreso alguno.

"El Abogado de la Mafia" { 𝐋𝐢𝐛𝐫𝐨; 𝟏 𝐂𝐨𝐦𝐩𝐥𝐞𝐭𝐨✅}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora