"El juicio"

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Cassian

Arribe al bufete, aún con la amenaza de Galán rondando en mi mente insecto confianzudo. La recepcionista me saludó, pero la ignoré, dirigiéndome  hacia la sala de conferencias. No tenía tiempo para sonrisas o amabilidades; mi reputación estaba construida sobre la eficiencia y el poder, no sobre la cortesía.

—Señor Rostov, tenemos un caso urgente para usted. Es el divorcio de la esposa de un narcotraficante.

No respondí de inmediato, lo miré, desistiendo mi desprecio por su falta de competencia. Cedí con una leve inclinación de cabeza. Antes de que pudiera hacer más preguntas, la puerta se abrió y entró el abogado del narco, un tipo cuyo nombre apenas valía la pena recordar.

—Cassian Rostov—manifestó, con una risa que me resultó patética—, parece que nos volvemos a encontrar.

—Espero que disfrutes la pelea, porque voy a ganar. Y cuando termine, tu cliente deseará nunca haber empezado este divorcio.

El abogado del narco se ríe. No más pude ver el destello de preocupación en sus ojos. Sabía que no estaba haciendo una amenaza vacía. Sin esperar una respuesta, me giré y salí de la sala. Carecia de tiempo para perder con gente que no estaba a mi altura.

—Estamos aquí para resolver el caso de divorcio entre la señora Martínez y su esposo, el señor Martínez —comenzó el juez, ajustándose las gafas—. Proceda, señor Thompson.

—Señoría, mi cliente ha sido injustamente retratado como un criminal. La verdad es que la señora Martínez se casó con él por su dinero y ahora quiere despojarlo de sus bienes.

Cuando terminó, me levanté despacio, permitiendo que el silencio llenara la sala.

—Los voy a iluminar con un poco de realidad —agregó, mirando a Thompson con desprecio—. El señor Martínez es un narcotraficante conocido. Cualquiera que pretenda lo contrario es, en el mejor de los casos, un idiota y, en el peor, cómplice.

—Objeción, su Señoría. El señor Cassian está fuera de lugar con esos comentarios.

El juez encarnó una ceja, pero hizo un gesto para que continuara.

—La señora Martínez no solo tiene derecho a divorciarse de este hombre, sino que merece cada centavo de su fortuna como compensación por los años de sufrimiento que ha soportado. Y, francamente, sugiero que el señor Thompson prepare una mejor defensa, porque hasta ahora, esto es patético.

—Protestó, su Señoría —se alzó Thompson de nuevo, esta vez con más desesperación en su voz—. Esto es una difamación clara.

El juez alzo la mano para silenciarlo.

—Señor Rostov, continúe, pero por favor, mantenga un tono más profesional —proporcionó el juez, entretenido.

—La evidencia habla por sí sola. Las cuentas bancarias, las propiedades ocultas, los testimonios de testigos... Todo esto prueba que el señor Martínez no solo es culpable de ser un esposo abusivo, sino también un criminal. La señora Martínez merece justicia, y se la daremos hoy.

—Señor Thompson, a menos que tenga algo de sustancia que añadir, creo que el señor Rostov ha dejado claro el panorama. Procedamos a la revisión de la evidencia —dijo el juez.

Me senté, satisfecho al ver el miedo en el rostro de Thompson. Este juicio ya estaba ganado. El juez revisó la evidencia y, después de unos minutos que parecieron eternos, levantó la vista y habló con un tono decisivo.

—Tras revisar la evidencia presentada, otorgo el divorcio a la señora Martínez y dictamino que recibirá una compensación financiera significativa. Este tribunal está adjournado —concluye el juez, golpeando el martillo.

"El Abogado de la Mafia" { 𝐋𝐢𝐛𝐫𝐨; 𝟏 𝐂𝐨𝐦𝐩𝐥𝐞𝐭𝐨✅}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora