Capítulo 6

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Todos los personajes pertenecen a Suzanne Collins

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Capítulo 6

PoV Peeta

Despierto con algo de pereza miro el reloj y me doy cuenta que hoy es jueves, antes con solo recordar que era jueves me emocionaba inmediatamente, porque podía verla, pero cuando recuerdo lo que paso la otra semana mi corazón se me va a los pies.

El otro jueves fui como siempre al restaurante donde ella trabaja, esperaba verla y encontrarme con sus ojos grises. En el momento en que llegue y me atendió otra persona me desilusione. Derrotado por no haberla visto. Salí triste del restaurante, hasta que la vi abrazada de su amigo. Al principio sentí que mi corazón se rompía, pero al ver que estaba llorando sentí mucha angustia y deseo por hacer algo para que dejara de llorar.

El solo recordarla llorando me hace sentir impotente. Como me hubiera querido ser su amigo tenerla en mis brazos y consolarla, intentar solucionar sus problemas aunque se me fuera la vida en eso dejo de pensar en eso cuando escucho sonar el teléfono.

--Peeta, soy tu mamá- dice sin saludarme.

-- Hola Mamá ¿cómo estás?- le pregunto

-- Bien, bien, escucha quiero pasar por ti porque quiero que me acompañes a visitar a una persona.

-- ¿Quieres que te acompañe yo?- le pregunto incrédulo, ya que usualmente siempre sale con mis hermanos, supongo que es porque se parecen más a ella.

-- Sí, tu Peeta. Paso por ti en unas dos horas.

-- Está bien aquí te espero.

La razón por la que vivo solo y no con mis Papas fue por la situación con mi Mamá, ella siempre me ha menospreciado y por alguna razón le resulto irritante, muchas veces la escucho decir a otras personas que odia el color de mi cabello, ella es pelirroja como mis hermanos y mi papa tiene su cabello color castaño oscuro, pero no son rubios como yo, dice que mi color de cabello le recuerda a aquella mujer que casi le quita a mi Papá, aunque también le molesta que sea tranquilo y que no sea ambicioso, así que un día decidí hablar con mi Padre, le dije que vivir con ellos ya no era sano y que quería vivir solo. Por eso y aunque le dije que no era necesario me compro esta casa.

Mi Mamá pasa por mí a la hora que quedo y aunque intento conversar con ella es complicado porque desde el momento en que me subo al auto ya puso una barrera.

--¿A quien vamos a ver?

-- A un señor muy importante que tiene interés en hacer negocios con tu Padre...aparte se va a lanzar como Alcalde del Distrito, así que nos conviene este contacto.

-- Ya veo- digo más para mí que para ella. Mi Mamá jamás visitaría a alguien por placer, siempre tiene que haber algo de por medio, lo que aun no comprendo que tengo yo que ver con esto.

Llegamos a una gran mansión, llena de rosas y jardines, al entrar nos llevan con el dueño de ese lugar, un hombre mayor que tiene un aroma particular a rosas y casi juro que a sangre, pero creo que es solo mi imaginación, espero escuchar alguna conversación de negocios pero el hombre solo parece estar interesado en mí, algunas veces antes de que yo pueda contestar es mi Mama la que lo hace.

--Disculpen tengo que ir al baño.

-- Si claro, pediré que alguien te acompañe, si no te puedes perder- me dice amablemente el señor Snow.

Es verdad con eso de que me puedo perder, el lugar es enorme. Al salir del baño ya no veo a mi guardián, así que comienzo a caminar por la casa, la verdad no quiero regresar aun, me siento incomodo con la situación aunque no sé, cual sea la situación, la casa es solo para presumir no tiene vida ni calor detesto ese tipo de casas, aunque los cuadros son hermosos, entonces veo algo que llama mi atención, es una terraza enorme parece un jardín, tiene fuente y muchos árboles y matorrales es el único lugar que no tiene rosas. De repente pienso que me gustaría sentarme en una de esas bancas con ella mientras platicamos y comemos como en un picnic.

Todo por dineroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora