Capítulo 42

2.8K 177 51
                                    


Todos los personajes pertenecen a Susane Collins

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Capítulo 42

Besar a Peeta en estos momentos me hacía sentir que estaba volando porque Peeta me levantaba ligeramente y casi no sentía el piso bajo mis pies. También me sorprendí al notar que mi chico del Pan había crecido unos centímetros en estos días que estuvimos alejados. Durante el camino me había quitado los zapatos ya que el tacón comenzó a cansarme, por eso en el momento en que nos besamos tuve que pararme de puntitas cosa que antes no hacía.

Escuche el sonido de la puerta cerrarse en el instante en que dejamos el porch para entrar a mi casa. Las manos de Peeta dejaron mi cintura para dirigirlas a mis piernas que acariciaba subiendo un poco el vestido para luego levantarme. Automáticamente cruce mis piernas alrededor de su cintura para subir a mi cuarto sin dejar de besarnos y tocarnos. Me disguste al sentir el frio piso en el momento en que el me bajo. Me gustaba que él me cargara.

El beso apasionado se convirtió en suaves besos hasta que simplemente solo me observaba acariciando con suavidad mi rostro. Note como la duda aparecía nuevamente en sus ojos...duda no entendía como podía volver a tener dudas con lo que estábamos a punto de hacer.

-- ¿A que le temes?- le cuestione.

-- A esto. A que nada entre nosotros sea real-se sinceró.

Entendía lo que sentía Peeta, para él debía ser difícil volver a confiar en mí. Para ser sincera yo no confiaría en la persona que solo se la paso mintiéndome y ocultando cosas. Sé que de ahora en adelante tendré que ganarme su confianza y hacerle ver cuanto lo amo.

-- ¿Quieres que te diga un secreto?- le digo mientras le quitaba el saco-Secretamente me gustaba el cliente de los jueves, ese chico de hermosos ojos azules- comencé a deshacer su corbatín- Me gustaba la manera en que me miraba, me gustaba su voz cálida- dirigí mi mirada a los botones de su camisa para ir desabrochando uno a uno- Me hacía tanta ilusión que fuera jueves porque podría verlo, porque miraría sus ojos, aunque me daba pena admitirlo.

-- ¿Por qué?- me pregunto Peeta.

-- Porque no quería verme como una chica tonta que se ilusiona con alguien que no conoce- suspire para llevar mis manos directamente a su cinturón y desabrocharlo, levantando mi rostro con una sonrisa le digo- Soy feliz porque esa ilusión se hizo realidad- lo acerco a la cama-Peeta simplemente no dudes de esto. No dudes de mi ni de nosotros, menos de esta noche. Ahora ¿vas a desvestirme o dejar que nos desvista a los dos?- le pregunto.

-- Te amo- me dice abalanzándose sobre mi tomando mi boca impidiéndome decirle que yo también lo amo. Con toda intención me tumbe en la cama llevándome a Peeta conmigo.

Sin dejar de besarnos le quite inmediatamente la camisa aventándola lejos de su dueño para que ni se le ocurriera ponérsela nuevamente. Él me levanto nuevamente mi vestido para acariciar lentamente mis piernas, no supe en que momento pasó sus manos de mis piernas a mi espalda donde fue bajando el cierre de mi vestido. En cuanto lo sentí bajar lo saque con rapidez aventándolo fuera de la cama. Sus ojos parecían emocionados al verme sin el vestido seguro porque se encontró con unas pantaletas de encaje blancas y mis senos al aire. Emocionada por su reacción decidí quitarle sus pantalones al hacerlo me frote suavemente en su cuerpo, lo que provoco que un gemido ronco saliera de su boca.

Sus manos estaban en ninguna parte y en todas partes de mi cuerpo, las mías estaban perdidas en el de él. Mis labios dejaban sus besos para tomar el lóbulo de su oído y morderlo ligeramente lo que provocaba suspiros y uno que otro gemido. Encamino mis besos a su cuello para repartirlos con su pecho desnudo, con mis manos juego con sus chinos rubios tan luminosos como el sol.

Todo por dineroWaar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu