Capítulo 56

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Todos los personajes pertenecen a Suzanne Collins

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Le dedico este capítulo a una chica que lee esta historia desde hace tiempo, Lyla Doll. Gracias por el apoyo.

Capítulo 56

Peeta me había regresado entre sus brazos a mi casa y a los brazos de mi Madre. Me sentí egoísta por haber pensando en algún momento dejar este mundo, por no pensar en el daño que le provocaría a Peeta y a mi Madre, cuando ambos lloraron, expresándome el dolor que sentirían si yo los dejara. Decidí que viviría para ellos. Solo que a pesar de mi decisión yo no podía dejar de pensar en Prim cada vez que despertaba o comía o inclusive respiraba todo me recordaba a ella y al hecho de que no estuviera. Esos pensamientos me causaban mucho dolor, la solución que encontré fue en llorar, lloraba todo el tiempo.

--Lo siento- le digo a Peeta. Ese día me había llevado un delicioso pan de mantequilla fue en cuanto le di una mordida que comencé a llorar.

-- No te preocupes- me dice abrazándome-Me parece que es necesario que vivas tu luto el tiempo que necesites. Te aseguro que estaré hasta el final.

-- Gracias.

La lluvia que sentía en mi interior y que sacaba en forma de lágrimas, fue disminuyendo poco a poco, hasta que deje de sentir la necesidad de llorar. Esperaba que al dejar de hacerlo intentaría volver a mi vida "normal", pero no fue así, en lugar de sentir ganas por levantarme, sentí ganas por acostarme. Pasaba todo el tiempo dormida sin importar que fuera de noche o de día.

Cuando Peeta me pregunto si me quería ir con él, no pensé mucho en decirle que sí. Sabía que lo seguiría a donde él quisiera ir, inclusive si no me lo hubiera pedido, estoy segura que hubiera ido tras de él. A la mañana siguiente en una de las pocas ocasiones en que despertaba, me encontré con la hermosa sonrisa de Peeta.

--Hola- me dice.

-- Hola

-- Es hora de irnos- dice cubriéndome en una cobija.

-- Hoy-pregunto sorprendida.

-- Sí, hoy- dice levantándome.

Me sujeto de su fuerte cuello porque tenía miedo de caerme, aunque sabía que Peeta jamás me dejaría caer. En el camino a la puerta escuche un maullido, Buttercup salía a nuestro encuentro, mirándome con tristeza. Parecía que sabía lo que hemos perdido.

--Entre tu Madre y yo lo hemos cuidado- dice Peeta.

-- Quiero que nos lo llevemos- le digo. Era raro que quisiera llevarme a ese horrible animal con nosotros, sin embargo sabía que ese Gato y yo compartíamos el mismo sentimiento, pero sobre todo porque sabía que Prim hubiera querido que lo cuidara

-- Está bien. Regresare por el más tarde- me dice.

Peeta me lleva a su cuarto donde todo está ordenado. Inclusive había comprado un cubrecama nuevo muy bonito de color verde y rayas cafés, esos colores me recordaban al bosque. En el momento en que me recostó sentí el aroma de su cuarto a él, ahí supe que este era mi lugar, que aquí debería pasar el resto de mi vida.

-- ¿Dónde están Annie y Finnick?

-- Ellos regresaron al Distrito 4-dice Peeta cobijándome -En cuanto cayo la primera nevada decidieron huir diciendo que no era lo suyo. Se fueron tristes porque no se pudieron despedir de ti, sin embargo prometieron regresar en primavera esperando verte.

Todo por dineroWhere stories live. Discover now