Ziam: 11 de Septiembre P.2

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11 DE SEPTIEMBRE DEL 2015

El pequeño castaño de once años corría por el parque con una pelota de su película favorita, una que recién había salido de estreno, sus padres lo habían llevado al cine por su cumpleaños, sus ojos mieles habían brillado de tanta alegría que retenía, había agradecido mucho a sus padres después de salir del cine y les había pedido –casi suplicado- para que lo llevaran al parque donde tenía ya su columpio separado, ya que era un chico un poco grueso y más grande que los demás, así que intimidaba a cualquiera que se siente en su pequeño asiento donde se columpiaba hacia adelante y hacia atrás, cada vez mas alto como si quisiera alcanzar el cielo.

Cuando llego a su columpio se detuvo abruptamente, frunció el entrecejo, y dejando su pelota con un niño que estaba ahí parado sin hacer nada, había un niño dándole la espalda, su cabello era negro lacio, y era delgado, tal vez un poco más pequeño que el mismo pero no lo podía definir bien, estaba muy furioso, así que estaba decidido en darle la cara al niño que se había sentado en su columpio, pero cuando rodeo al niño se detuvo nuevamente para observar los ojos marrones más hermosos que había visto en su vida, el niño tenía la piel morena pero su pecho se estrujo cuando noto que el niño estaba llorando, una pequeña lagrima cayó por su mejilla.

--amigo, ¿estás bien?—pregunto con su voz un poco aguda, el niño lo observo y le sonrió pero salió una mueca.

--me he cortado el dedo, mientras intentaba sacar a un gatito de apuros—dijo el pelinegro haciendo un puchero y enseñándole el dedo, donde una gota de sangre deslumbraba, pero era bien pequeña.

--mi mamá siempre me da un beso en la herida cuando me hago daño—dijo el castaño observándolo—y el dolor se pasa.

--pero mi mamá no está aquí—el pelinegro volvió a hacer un puchero—vine con mi hermana pero ella esta besuqueándose con su novio.

--si quieres lo puedo hacer yo—el pequeño sintió sus mejillas enrojecer cuando noto lo que había dicho, pero cuando vio al pelinegro sonreír muy abiertamente, se sintió seguro y que esto valía la pena, con tal de ver esa sonrisa nuevamente.

--lo harías por mi?—pregunto el niño levantándose del columpio y poniéndose frente a al castaño, este noto que el niño de hermosos ojos marrones si era un poco más bajo que el.

--claro.

El castaño cogió la mano del pequeño y una corriente atravesó ambos cuerpos, pero en sus inocentes mentes, eso solo debía al frio que se avecinaba, puso el dedo cerca de sus labios y noto como las mejillas del pelinegro se teñían de un rojo encendido, eso hizo sonreír al castaño y sus labios se pegaron al dedo del niño que estaba frente a él, se quedaron así por varios segundos o tal vez por varios minutos, pero no les importaban, sus miradas estaban conectadas como si tuvieran un circuito que los uniera, se separaron por el grito de una joven.

--Javaad vámonos—el pelinegro le hizo una seña a la joven que ya iba.

--por cierto soy Javaad—le sonrió el niño y el castaño no había soltado todavía el dedo hasta que se dio cuenta y se sintió avergonzado, así que dejo el dedo de Javaad en libertad.

--soy James—ambos entrelazaron sus manos—tus ojos son hermosos, me recuerdan a algo pero no lo sé, no lo entiendo.

--tus ojos tienen un brillo especial James—ambos estaban tan rojos que parecían tomates.

--te quedaras a vivir aquí?—James pregunto un poco tímido.

--si, recién vengo de mi país de origen—Javaad se acerco a Liam y le dio un beso en la mejilla, que ambos niños se estremecieron al sentir de nuevo aquella corriente—lo siento... ni siquiera sé porque lo hice... yo...

--puedes darme otro acá?—el castaño señalo su otro cachete. Javaad sonrió.

--por supuesto—le dio otro y se separo—creo que me debo ir, mi hermana se volverá en un gorila si no estoy con ella pronto.

--nos volveremos a ver?

--claro que si James.

--seremos amigos?

--si—sonrió muy enérgicamente—me gusta tu nerviosismo.

--a mi tu sonrisa—James le tendió la mano—mejores amigos, por siempre.

--mi hermana una vez me dijo que cuando te gusta algo de alguien la amistad crece por otro sentimiento—considero el pequeño pelinegro.

--que otro sentimiento?—pregunto un poco confundido mientras sus manos seguían unidas.

--me dijo algo del amor—Javaad—sí, eso es, amor.

--entonces nosotros sentiremos amor cuando seamos más amigos?

--no lo sé, mientras tanto seguiremos juntos.

--siempre juntos—esta vez James se acerco al oído de Javaad y le susurro al oído—juntos hasta la muerte.


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