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STEREK: Impulso P.2

Mis piernas duelen mientras corro, metros tras metros fuera del bosque, siento que me falta el aliento, pero no puedo parar, no cuando ya estoy cerca de llegar al Jeep.

Una flecha roza mi antebrazo y suelto un quejido nada masculino, siento el ardor y escozor de la herida pero me mantengo en pie.

Las flechas son como balas golpeando la tierra, levantan polvo y el aire golpea varias veces, las flechas me han raspado varias partes de mi cuerpo, siento que en algún momento voy a desfallecer y caerme, cuando siento que algo se introduce en mi pierna, suelto un alarido fuerte y caigo dando traspié, doy tres vueltas sobre mi cabeza y quedo viendo la tierra que hay debajo de mi cuerpo, observo sobre mi hombro y veo lo que ha sucedido.

Una flecha atraviesa mi pierna por la parte de atrás y me muerdo en la labio para no gritar, delante mío escucho como unos pasos se acercan hacia mí y mi cuerpo tiembla ante la anticipación de lo que va a suceder.

--me da tanta pena que siendo humano tenga que matarte—la voz del hombre era gruesa y un poco agitada como si le costara un poco hablar.

--lamento decirte que este humano es un poco difícil de matar—tengo que hacer tiempo, no sé porque, pero lo siento.

--eres un simple humano—observo hacia arriba y veo como tiempla la flecha en el arco mientras apunta a mi cabeza—cuando esto este entre tus ojos... pues dejaras de existir.

--pero si nos ha venido a visitar Einstein—digo sarcástico—que genio eres.

Lanza su pierna hacia atrás para luego estirarla hacia mi costado, siento como si mis costillas se hubieran quebrados, el muy maldito tiene sus botas rodeado de alguna clase de metal, chillo guturalmente y el ríe, vuelve a lanzar su pierna hacia atrás pero una voz lo detiene.

--lo tocas y eres cazador muerto.

Aquella voz me hace estremecer, lo veo de reojo como está a pocos metros de nosotros, tiene el entrecejo fruncido, sus manos están hechas puños, esta convertido en un hombre lobo, sus ojos destellan de un rojo escarlata, su pecho sube y baja fuertemente, me observa y luego observa la flecha que está en mi pierna, gruñe fuertemente y desvía su mirada de mi para ver al hombre que vuelve a apuntarme con el arco y la flecha lista para ser soltada.

--¿porque te importa un simple humano?—el hombre ríe y camina a mí alrededor hasta detenerse cerca de mis piernas.

Mis manos se hacen puños y vuelvo a gritar, el muy maldito puso un pie muy cerca de donde tengo clavada la flecha, es un dolor indescriptible, me retuerzo sobre el suelo, escucho un gruñido gutural y observo a Derek.

Su cuerpo se encorva y su pelaje empieza a abundar por doquier, en un alarido ya no es un humano ni un hombre lobo, sino un inmenso lobo con pelaje negro, la cola esta erizada, sus orejas están en punta señalando el cielo, su hocico esta entreabierto mostrando sus dientes blancos como perlas, sigue gruñendo, me observa y sus ojos relampaguean eclipsándome por un momento que no siento el dolor en mi pierna.

--así con que te puedes convertir en un chucho—el hombre trata de sonar seguro de sí mismo, pero falla en la última palabra.

--no es un chucho—digo con poco aliento—es un lobo que te va a partir el culo.

El hombre aplasta su pie y grito nuevamente, siento como lágrimas recorren mi rostro, pero unos segundos después aquel peso sale rápidamente, suspiro aliviado aunque el dolor no cesa.

Observo a mi otro lado y veo a Derek que esta mordiendo el rostro del cazador, jadeo al ver como la sangre se derrama formando un charco gigante debajo del hombre.