Capítulo 5: Desearía estar muerto

3.8K 382 16
                                    

Lo primero que veo al recuperar la consciencia es una habitación bastante higienizada y blanca. Me duele bastante la cabeza y no entiendo nada por un momento hasta que de la nada aparece una cara conocida a unos metros de la mía, es Theo.

—¿Qué haces aquí? —pregunto una vez que recupero un poco las fuerzas.

—Trabajo aquí desde hoy, estoy preso pero aparte tengo que trabajar en este lugar. ¿Genial, no? ¡El sueño de cualquiera!

—¿Estás preso por ayudarme a ver a Mía?

—Mía necesitaba estar con sus seres queridos sus últimos momentos, no me arrepiento de nada de lo que hice así que no tienes que sentirte culpable.

—Nunca podré terminar de agradecerte todo esto.

—Solo hago mi trabajo, muchos médicos se dejan llevar por el dinero pero yo prefiero hacer lo mejor por el paciente aunque me paguen menos; y así soy mucho más feliz.

Personas como Theo ya no quedan en el mundo, él trabaja porque tiene vocación, ama lo que hace, siempre intenta hacer lo correcto por más problemas que le traiga y eso lo dejó demostrado al arriesgar su puesto y todo por ayudarme a ver a Mía.

Cuando Theo se asegura de que estoy bien, me deja ir. Me dirijo a la celda escoltado por «Ronnie», me dice que debo ducharme —si es que deseo hacerlo, claro— y a ponerme el uniforme que representa que estoy preso.

Obviamente lo único que quiero y necesito en estos momentos es una ducha, necesito sacarme toda esta mierda de encima, pero lo que de verdad siento no se saldrá solo con agua y jabón, mi dolor no desaparecerá con nada. Entro al lugar que tiene diez duchas compartidas y cuando el agua comienza a caer en mi cabeza me pongo a llorar, lloro con rabia, lloro como nunca había llorado y por un momento pienso que nunca voy a poder dejar de hacerlo. Sé que Gosling debe estar escuchando todo pero no me importa, por lo poco que he podido ver también sé que no se burlará de mí por esto. Todos nuestros planes a futuro se arruinaron, jamás la veré vestida de blanco caminando hacia el altar; hacia mí. Nunca la veré cargando a nuestros hijos, soñamos tantas veces un futuro juntos, planeamos hasta el más mínimo detalle. Nuestros primeros hijos se iban a llamar Olivia —como su hermana— y Liam —como mi mejor amigo que murió cuando tenía quince años, pero ahora ellos nunca existirán.

Cierro la llave de agua y me pongo el traje naranjo que me espera afuera, nunca me imaginé usando uno de estos, en verdad supongo que nadie se lo imagina. Salgo y me esta esperando el policía Gosling o «Ronnie» —todavía no sé cómo llamarlo—, me dirige a mi celda sin tomar ninguna precaución, debo darle pena o no debo tener cara de querer escapar. Y aunque quisiera, no lo lograría, no tengo fuerzas para nada en estos momentos. Entro a la celda y cierra la puerta detrás de mí. El Mexicano apunta hacia la que será mi cama, es la de arriba así que sin decir una palabra me acuesto en ella sin ningún cuidado. No sé la hora que es pero calculo que son cerca de las siete de la tarde.

—¿Un mal día, muchacho? —el Mexicano rompe el silencio, supongo que necesita hablar con alguien después de haber pasado mucho tiempo solo.

—El peor de todos — respondo con la cabeza hundida completamente en la almohada y él no dice nada más, supongo que entiende que necesito mis momentos de tranquilidad.

Me quedo solo con mis pensamientos que nuevamente se van a los ojitos de Mía que nunca más se abrirán.

A la hora de la cena, obligado por un policía bajo al casino para comer algo aunque la verdad solo juego con la comida ya que temo que si como algo, a los pocos minutos mi cuerpo lo devuelva y no puedo permitir que eso ocurra acá, no en frente de todos estos hombres que me miran divertidos.

Cuando la volví a encontrar (VR#2)Where stories live. Discover now