Capítulo 29: Reencuentro

2.5K 222 5
                                    

A pesar de que aún no salimos de la casa, no puedo evitar estar nervioso. ¿Qué pasa si mi padre de verdad no quiere verme? Fueron tantas veces las que rechacé sus visitas y llamadas, que tal vez se aburrió y ya no quiere verme más, al fin y al cabo yo arruiné todo lo que le costó tanto conseguir.

Mía habló con él hace un rato y se quedaron de juntar esta tarde en una parte específica del bosque, no sabe que voy yo también y eso me pone aun peor.

El teléfono de Mía suena y es un mensaje de él, comienzo a temblar, solo espero que no me dé un ataque de pánico aquí mismo. Ella entrelaza sus dedos con los míos y siento un gran alivio; lo que solo dura hasta que veo la espalda de mi padre a pocos metros de nosotros, no se ha dado cuenta de que estamos atrás de él.

—¡Papá! —digo antes de darme cuenta, las palabra salen solas y él se da la vuelta muy sorprendido, parece no creer lo que está escuchando.

—¡Alexander! —el tono de su voz me hace entender que no me odia y no puedo evitar ponerme a llorar cuando corre para abrazarme—.¡Hijo!

Su abrazo es lo mejor que he sentido luego de saber que Mía estaba viva. Al igual que yo, él también llora y me quiero matar por no haberlo recibido en todo este tiempo pensando que me odiaba. Lo único que quería era verme y yo nunca lo entendí.

—¿Cómo es posible? —mi padre me seca las lágrimas con sus dedos como cuando era pequeño—. ¿Cómo escapaste?

—Un ángel me cayó del cielo —la apunto y ella sonríe con timidez.

Mi padre le pregunta por el vídeo del escape y luego le pido permiso para vendarle los ojos, sé que al primero que investigará la policía será a él y no quiero que tenga que mentir por mí; prefiero que no sepa en dónde estoy, por su bien. Él no dice nada y nos dirigimos los tres a la casa, bajamos por el ascensor y cuando se quita la venda, queda totalmente pasmado; para él, este lugar ya no existía.

Le explico que aquí era donde vivimos con Mía los últimos meses y luego les pregunto por la familia.

—Bien, están todos bien —se queda en silencio pero después de unos momentos se da cuenta de que necesito saber más cosas—. Tu madre está perfectamente bien, se volvió a casar hace dos meses —esa noticia es como un balde de agua fría, ni siquiera sabía que mamá tenía nuevo novio y menos que iban tan en serio. Tomo la mano de mi bonita para intentar tranquilizarme.

»Melissa, sigue en Londres, muy feliz y de vez en cuando nos viene a visitar; John se cambió de carrera por tercera vez, ahora está estudiando derecho —no puedo evitar sonreír, ese John no cambiará más—. Y Charlie ya presentó a su primera novia, tu madre está vuelta loca con eso.

Mi padre, también me cuenta lo que ha pasado a nuestro alrededor y en un momento, Mía se pone de pie para dejarnos solos pero yo la detengo diciéndole que la necesito aquí, que no puedo hacer nada sin ella y esa es la verdad, desde que sé que está viva ya no me imagino haciendo nada sin ella. Nos quedamos mucho rato hablando y mi corazón ya no puede más de felicidad, necesitaba tanto a mi papá y sé que él también a mí. Ahora ya no hay nada que nos separe.

Después de una hora, Mía decide ir a la cocina a preparar algo y mi padre aprovecha de preguntarme cosas sobre ella.

—¿Cómo te encontró si no te recuerda? —sé a donde va la conversación, cree que todo esto puede ser una trampa y no me gusta para nada.

—No lo sé, dice que tuvo unos sueños muy confusos conmigo, pero en verdad no fueron sueños, sino que recuerdos reprimidos que la única forma que encontraron para salir fue a través del inconsciente, o sea en los sueños. El cerebro es una caja de sorpresas.

Noto que se queda mirándome fijamente y me doy cuenta de que es porque estoy hablando cómo lo hacía cuando estudiaba, cuando él estaba orgulloso de mí.

—Habrías sido un gran psicólogo si no hubiese pasado todo esto.

—Lo sé —no es de arrogante, pero amaba tanto lo que estudiaba que me habría esforzado por ser el mejor—, en algún momento podría terminar los estudios. Claro, cuando ya no sea un prófugo.

—¿No crees que sea una trampa? —sabía que lo estaba pensando pero no se atrevía a decirlo por miedo a romperme el corazón.

—¿Qué cosa?¿Mía? —me hago el desentendido y suelto una carcajada—. Papá, está más confundida que todos. Le quitaron hasta la mínima gota de recuerdos, ni su nombre le conservaron.

—Lo sé, pero todo se me hace muy raro. Yo no creo en eso de que «el destino» los volvió a unir —sé que tiene razón pero no puedo desconfiar de ella, sé que por dentro sigue siendo la Mía de antes, de la que me enamoré y jamás me haría una cosa así—. Sabes muy bien lo que Sarah es capaz de hacer para conseguir lo que quiere.

—¿Por qué me liberaría para volver a capturarme? Sé todo lo que es capaz de hacer, no sé qué es lo que le hizo a Mía pero eso no fue un accidente —me sorprendo al decir eso en voz alta, siempre lo había pensado pero nunca me había atrevido a decirlo. A medida que sigo hablando, me voy exaltando—. Le creó una vida completamente nueva, con el perfecto imbécil de Ethan como novio. Hace unas horas ni siquiera sabía que tenía una hermana que había muerto.

—¿Cómo dijiste?

—Eso, en su casa no hay rastro de que haya tenido una hermana, ¿y sabes qué es lo peor de todo? Que tengo la impresión de que Sarah quiere convertirla en todo lo que era Liv. Olivia era «perfecta» para ella, excelente alumna, siempre centrada en que estudiaría medicina, tenía el novio perfecto que aun con quince años, prometía un futuro increíble —me saltó la parte en que lo engañaba con John ya que eso nunca se supo—, siempre tan correcta y eso es lo que intentó hacer con Mía desde que murió Olivia. Todos lo notamos.

»Pero Mía era mucho más parecida a Joseph, le gustaba experimentar cosas nuevas, tomar riesgos y doblar un poco las reglas. No me extrañaría que Sarah, al ver que se había enamorado de mí, el hijo de su máximo oponente o ex amante que la dejó por su esposa, planeara todo esto y el accidente fue la ocasión perfecta.

Mientras mi papá piensa en algo que decirme, escuchamos un plato romperse y antes de pensarlo, salto del asiento como un resorte y voy a la cocina. Me insulto por haber sido tan estúpido, no puedo decir todas estas cosas si ella está tan cerca. ¡Dios! ¡Qué imbécil!

Cuando entro, la encuentro de pie con la mirada vacía, me arrodillo para recoger los pedazos del plato.

—Escuchaste, ¿verdad? —ella asiente con la cabeza pero no se mueve nada más, voy hacia ella y apoyo mis manos en sus hombros—. Tranquila.

—¿Piensas que mi mamá aprovechó que perdí la memoria para convertirme en una chica perfecta como mi hermana? —dicho de ese modo, suena bastante feo y noto que lágrimas comienzan a caer por sus mejillas, se aleja de mí—. ¿Tan mierda era como hija que me quiso cambiar?

—No he dicho eso, Mía. Solo dije que eran distintas, no por eso vas a ser una mierda. Ambas eran perfectas a su manera, eso le faltó entender a tu madre.

—Necesito pensar.

Se va rápidamente al ascensor y sube, salgo rápido y cuando la alcanzo, le informo que la acompañaré pero ella me dice que quiere estar sola. Vuelvo a la casa un segundo para decirle a mi padre que la iré a buscar.

—A veces desearía ser mudo —le digo cuando entro, él me mira con una sonrisa cansada—, cada vez que hablo, la cago más. Espérame, no quiero que ande sola por aquí, lo más probable es que se pierda o se vaya y no puedo dejar que conduzca en esas condiciones.

—Ve por ella, Alexander.

Salgo nuevamente, en busca de mi bonita; no puede haber ido tan lejos. ¿O sí?

Cuando la volví a encontrar (VR#2)Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora