Extra V: Primer cumpleaños

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Abril, 2049

Un bocinazo me despierta, maldigo y prometo por milésima vez que buscaré un departamento lejos del centro de la ciudad, en un lugar silencioso, en el que no despierte cada bendito día con ese infernal sonido. Por lo general, Mía me hace olvidar los autos de afuera pero justo hoy no está acostada a mi lado. Toco su lado de la cama que aún no se enfría por completo por lo que sé que no se debe haber levantado hace mucho.

Tomo mi celular y veo que tengo un mensaje de Melissa, de papá y otro de mamá. Por un momento casi olvido que hoy es mi cumpleaños y también el de Olivia y Liam, ahora me pregunto, ¿dónde están todos?

Me levanto descalzo y corro cuando noto las baldosas demasiado frías para mi gusto. Abro la puerta de la habitación de Olivia y me la encuentro ya despierta mirando hacia todos lados.

—Hola, princesa —la saludo con voz de idiota mientras la voy a tomar en brazos, porque sí, la voz de idiota viene en el pack de «padre primerizo»—. Feliz cumpleaños.

Ella solo sonríe y me abraza con fuerza como si supiera que también es mi cumpleaños hoy, o al menos eso quiero pensar. Juntos vamos a la habitación de Liam pero a diferencia de su hermana, él sigue durmiendo plácidamente, no hay nada ni nadie que interrumpa sus horas de sueño. Sonrío al acordarme que Melissa era igual cuando pequeña, lo sigue siendo así que supongo que viene en los genes.

Comienzo a prepara algo para que mi hija coma hasta que escucho el timbre, así que vuelvo a tomarla en mi brazos y me dirijo a puerta. Nadie nunca nos visita, así que debe ser Mía que olvidó las llaves otra vez.

—¡Sorpresa! —grita mi hermana y Olivia comienza a llorar porque se asusta. Además, no la conoce—. Oh, lo siento. ¡Por Dios! ¿Esa es mi sobrina?

—¿Qué haces aquí? —pregunto con una sonrisa enorme, no la veo desde que vino a nuestra boda hace más de un año.

—Londres solo está a dos horas en tren, ¿crees que me perdería tu cumpleaños ahora que vivimos cerca? —estira los brazos y nos envuelve a ambos, luego se pone seria y cierra un poco la puerta—. Tengo una sorpresa, pero promete que no te volverás loco ni te enojarás.

—No sé por qué pienso que esta sorpresa no me va a gustar.

Me muestra su mano izquierda en la que brilla un anillo y chilla emocionada como siempre ha hecho, sonrío porque creí que era la que decía que nunca llevaría un anillo en el dedo anular ni muerta.

—¿Te casarás? —pregunto como un idiota para estar seguro y ella asiente—. ¿Quién es el afortunado?

—Esta es la parte que tal vez no te gustará, pero debes pensar en que tu hermanita estará feliz.

—Ya dime quién es.

—¿Te acuerdas de Ron? —no puede ser lo que estoy pensando.

—¿Ron?

—¡Sí! El que era tu amigo cuando estuviste en la cárcel —¿Qué?—. Nos encontramos hace unos años y bueno, ahora nos vamos a casar.

Mi hermana abre por completo la puerta y aparece mi viejo amigo, luciendo la sonrisa de siempre. Me quedo mirándolo fijamente por unos minutos sin poder creer todo esto, debe ser una broma.

—Si me vas a golpear que no sea en la cara, por favor —pide y no puedo evitar solar una carcajada.

—¡Idiota! Te dije que borraras el número de mi hermana. 

Le doy a Olivia a mi hermana antes de acercarme a Ron y nos abrazamos entre risas, él fue una de las personas que ayudó a que no me volviera loco en ese lugar y por eso siempre le estaré agradecido. Sé que cuidará a Melissa como se lo merece y bueno, mi hermana ya no es una niña tampoco.

—Mírate, estás hecho todo un padre —dice Ron cuando Olivia vuelve a mis brazos porque comienza a llorar en brazos de Mel.

—Hay otro de la misma edad durmiendo en la habitación.

—¿Dónde está Mía? —pregunta Mel una vez que vamos a la cocina.

—No tengo idea, desperté y no estaba.

—Tal vez se fue a comprar algo sexy para darte tu regalo esta noche —bromea mi hermana y le lanzo uno de los juguetes de Liam.

Me comienzan a contar un poco de su loca relación, que el mundo es tan pequeño que un día se encontraron en una tienda de ropa y que desde ahí no se separaron más. Los escucho con atención, me pone muy feliz que ellos sean felices y que después de todo, lo de ellos terminó por ser más que una aventurilla pequeña como lo denominó mi hermana alguna vez.

—¡Amor, ya llegué! ¿Estás despierto? —escucho la voz de Mía, seguida de la puerta cerrándose.

—Sí, tenemos visitas.

—¿Cómo lo sab...? —se queda en silencio al entrar a la cocina y ver que hay más gente—. ¡Melissa!

Mi hermana se levanta y ambas se abrazan, siempre se han llevado bien y hablan bastante por video-llamada. Se podría decir que son buenas amigas.

—Él es Ron —presento a mi viejo amigo, ya le había contado de él en más de una ocasión—, trabajaba en la cárcel cuando yo estaba ahí.

—¡Y ahora nos vamos a casar! —exclama mi hermana.

—¡Nooo! ¡Felicitaciones! —se vuelven a abrazar y luego Mía me mira—. Yo también tengo invitados.

La miro confundido, si trajo al idiota con el que trabaja y babea por ella, lo pondré de patitas en la calle. Pero no es él, veo aparecer primero a Kate y luego a Ben. Me sorprendo un poco de verlos juntos ya que la última vez que los había visto había sido por separado y cada uno parecía seguir muy bien su propio camino. Los abrazo con fuerza luego de que me feliciten por el nuevo año que cumplo. Ya son veintiocho años y no puedo creer lo rápido que pasaron, estoy por cumplir los treinta y estoy al lado del amor de mi vida hace veinte años, no podría pedir nada mejor.

Mía desaparece y vuelve a los pocos minutos con Liam en brazos, recién está despertando pero él se lleva mucho mejor con las personas que su hermana, Olivia suele llorar enseguida en brazos de otros, en cambio Liam pasa de brazo en brazo y no le importa nada, solo ser querido. Creo que se había enamorado de Kate cuando nos visitó hace unos meses y lo recuerda muy bien.

—Creo que te están haciendo competencia —le dice Mía a Ben, como si me leyera el pensamiento.

—¿Quién no lo haría? —responde él y abraza a la mujer que ama por fin. Esos dos se merecían un final feliz. 

No pensé jamás que este cumpleaños sería así, todas estas personas tan importantes para mí al fin reunidas. Ya no más cumpleaños solos, ahora tenemos a dos personitas que sí o sí nos acompañarán en ellos y amigos que estarán más cerca y a los que será mucho más fácil visitar o recibirlos en casa. Creo que al fin puedo decir que la vida es hermosa.

Cuando la volví a encontrar (VR#2)Where stories live. Discover now