Capítulo 23: Promesas

2.6K 248 5
                                    

Capítulo 23: promesas «»

—Así que este es tu lugar —es lo primero que dice cuando enciendo las luces.

Fue una suerte que todo esto funcionara con energía solar y los paneles no se hayan estropeado con el tiempo, ya que todo se veía bastante tenebroso en la oscuridad. Estoy casi seguro que en algún lugar de su mente pasó la idea de que iba a matarla, descuartizarla o algo así.

—Nuestro —no puedo evitar corregirla pero me arrepiento al instante, no debo presionarla.

Me mira y luego comienza a recorrer el lugar con timidez. Los libros siempre le han gustado, por lo que no me sorprende que se detenga en el mueble donde los teníamos, eran pocos pero nuestros favoritos. La dejo a solas un momento y voy a ver si el lugar está habitable ya que no tengo otra opción que vivir aquí. No sé qué haré si está lleno de ratones o cosas peores.

—¿M de Mía? —No entiendo de qué habla hasta que la veo con una foto en la mano y una dedicación suya. ¡Problemas!

—No deberías haber visto eso.

—¿Algún día podré entender toda esta locura?

—Te prometo que haré todo lo que esté a mi alcance para que entiendas todo.

Me abraza mientras me agradece y yo me quedo paralizado por un momento, definitivamente no esperaba un gesto como ese tan pronto.

«Reacciona, imbécil».

Le devuelvo el abrazo y disfruto del momento, soñé tanto con esto, me pasé muchas noches imaginando cómo sería abrazarla otra vez y ahora lo estoy haciendo. En medio del abrazo, guardo la foto en su bolsillo, no sé si estará bien o mal pero necesito que la tenga, que se aferre a ella. Mi parte racional aparece y tengo que usar toda mi fuerza de voluntad para separarme de ella, aunque si fuera por mí, no la soltaría jamás.

—No es que no esté disfrutando del reencuentro, pero es bastante tarde ¿no deberías estar en casa?

Veo cómo su rostro se llena de preocupación y casi se va de espalda cuando se da cuenta de que son las cuatro y media de la mañana. Me pregunta en medio de su desesperación si es que conozco algún camino para llegar rápido a su casa desde aquí y claro que conozco todos los caminos que hay hacia allí. Le pido el teléfono para poner una aplicación de mapas que la ayude a llegar sin problemas y aprovecho de guardar el número de un teléfono que dejé en este lugar, no iba a desaprovechar esa oportunidad. Solo esperaba que el maldito teléfono siguiera funcionando una vez que lo pusiera a cargar.

Ella se sorprende al ver que tengo un teléfono y la verdad, fue una suerte que el día del accidente haya salido tan rápido que olvidé llevarlo, estará un poco pasado de moda pero si lo pongo a cargar debería funcionar. Tenía toda mi fe puesta en eso.

—¿Me llamarás? —pregunto muerto de miedo, aún está la posibilidad de que ya no me quiera ver más, de que prefiera volver a la vida que le han inventado, todo sería más fácil aunque yo sé que ella no es así.

—Sí —nos quedamos mirando fijamente a los ojos—, te lo prometo.

Sin poder contener más mis impulsos, le doy un pequeño beso en la frente, sorprendiéndola en un principio pero luego se obliga a volver a la realidad para llegar a tiempo a su casa. No quiero ni saber de qué sería capaz Sarah si se entera en dónde estuvo metida toda la noche.

Saco unas mantas del armario, están un poco húmedas pero no me importa. Me tiro en la cama para intentar dormir pero no lo logro, mi mente no deja de pensar en ella y en intentar asimilar todo lo que está pasando. Decido levantarme y ponerme a ordenar todo, el lugar está hecho un asco; enciendo un interruptor que sé que ventila un poco el lugar, aunque no tengo idea de cómo lo hace. Todo huele a húmedo y es un poco desagradable. Tengo suerte de que a nadie se le haya ocurrido sacar esos paneles que hay en el bosque, no habría otra forma de sobrevivir aquí abajo.

Cuando son las ocho de la mañana ya todo parece un poco más ordenado y aromatizado. Creo que nunca había ordenado y limpiado tanto en mi vida pero, no es mucho lo que se puede hacer solo aquí abajo. A pesar del cansancio, sigo sin sueño.

Nunca fui muy bueno escribiendo —Mía era la experta en eso— pero decido que quiero enviarles una carta a Pancho y a Theo, puedo pedirle a Mía que se la pase a Ben o algo se me ocurrirá pero necesito desahogarme y estos son los mejores amigos que he tenido nunca, a pesar de la gran diferencia de edad que tenemos todos.

«Theo, Pancho:

Primero que todo quiero agradecerles por todo, nunca terminaré de hacerlo ya que hicieron muchas cosas por mi aun sin conocerme del todo. Este es el momento en el que me pongo cursi pero es que llevó muchas horas sin dormir y eso me ha afectado un poco, así que se tendrán que aguantar mi lado tierno.

Segundo, Pancho, hubiese sido un buen detalle que me hubieses advertido lo de la bomba para que no me tomará desprevenido y asustado a mi acompañante. Pero de todas formas, muchas gracias. Si no fuera por eso, no habría logrado salir nunca de ahí.

Sé que habrán notado que estoy hablando en plural y de eso se trata la última cosa de la que quiero hablarles. Está viva, Mía está viva. Tal vez piensen que estoy delirando pero estoy empezando a creer que el destino sí existe. No sé cómo fue pero antes de que me diera cuenta ella estaba frente a mí, el único detalle es que perdió la memoria en el accidente y no me recuerda pero aun así, me ayudó a escapar así que siento que todavía hay esperanza; voy a hacer todo lo que esté en mis manos para que me recuerde o si nunca lo hace, volverla a enamorar con nuevos momentos, cueste lo que cueste. La vida me está dando una segunda oportunidad y la aprovecharé.

Todos sabemos que soy pésimo escribiendo y que esta debe parecer una carta escrita por un niño de diez años pero pensé que querrían saber que hasta el momento todo ha salido mucho mejor de lo que imaginé. Espero que no les hayan hecho nada malo por mi culpa.

Con cariño.

A. F»

Doblo la hoja y la guardo en un sobre que encontré abandonado mientras ordenaba, la dejo encima del escritorio y voy a la cocina, no sé ni siquiera por qué lo hago si sé no hay comida, por lo menos que no esté vencida.

Decido ponerme un gorro y unas gafas, a esta hora todavía no hay demasiada gente por las calles y recuerdo que hay un pequeño negocio en la cuadra siguiente al bosque; sé que es un poco arriesgado pero muero de hambre y necesito estar con energía por si Mía me llama.

Aproximadamente quince minutos me demoro en ir y volver. Termino comprando varias cosas para que me duren un tiempo, no puedo tomarme la libertad de salir siempre. Lo más probable es que mañana en todas las noticias aparezca que escapé y ya no podré ni siquiera asomar mi nariz por el bosque.

Cerca de la una de la tarde, mi celular emite un sonido y yo sonrió ya que hay solo una persona que podría llamarme; mi bonita.

—Llamaste —sueno demasiado emocionado y es que lo estoy, no pensé que lo haría tan pronto.

—Te prometí que lo haría.

—Sí, no esperé que fuera tan rápido.

—Si quieres te puedo llamar otro día.

—No —me apresuro a decir, no quiero que corte—, deseaba que fuera lo antes posible.

—¿Podemos vernos? Necesito respuestas.

Le digo que si siente que está preparada para las respuestas, ya sabe dónde encontrarme y cuando veo que tiene miedo de perderse, le aseguro que si lo hace, no dudara que la encontraría.

***

Creo que aproximadamente dos horas después, vuelve a sonar mi celular y es un mensaje diciendo que no sabe cómo llegar. Como estoy seguro de que en alguna parte de su interior recuerda este lugar, le pido que siga su instinto y además, dejé algunas señales por si acaso. Suelto una carcajada cuando leo su último mensaje que dice que será mi culpa si la come un oso, es un comentario tan Mía que se me llenan los ojos de lágrimas.

Me quedo detrás del gran árbol y la veo llegar, luce frustrada, debe pensar que se perdió y está a punto de patear un montón de hojas secas cuando me acerco lo más silencioso que puedo y me quedo detrás de ella. Siento que se tensa al sentir mi respiración en su oreja y puedo ver que el vello de su nunca se eriza cuando solo digo en su oído:

—No hay osos en esta ciudad.

Cuando la volví a encontrar (VR#2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora