Capítulo 34: Verdad

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Cuando despierto a la mañana siguiente, ella tiene su cabeza apoyada en mi pecho y parece estar pensando en algo, me invade el miedo de que se haya arrepentido, todo pasó tan rápido que no pensé antes en esa posibilidad. Tal vez, debí poner un poco más de resistencia, ella aún está confundida y no quiero que luego se sienta mal por tomar una decisión apresurada.

—Buenos días, bonita —le digo de todos modos y ella levanta un poco su cabeza para mirarme—. ¿Dormiste bien?

—Creo que nunca había dormido mejor —me da un beso pero yo sigo preocupado.

—Mía, sé que lo que pasó anoche fue un paso demasiado grande que a lo mejor no estabas preparada para dar y entendería perfectamente si te quieres ir o no me quieres ver...

—¿Qué? ¿Estás loco? —me sonríe y todas las dudas se esfuman como por arte de magia—. Fue increíble, nunca me había sentido así, por lo menos, no desde que desperté. Te quiero y quiero estar contigo, amanecer todos los días con tu maravillosa sonrisa, diciéndome: «Buenos días, bonita» —hace una pausa y me mira fijamente—. No sabes lo mucho que me encanta que me llames así.

Estoy tan feliz que ninguna cosa podría arruinar mi día, todo es tan perfecto, ella es tan perfecta.

—No voy a ir a ningún lado —agrega y me abraza—, no sin ti.

No puedo evitar volver a besarla, volver a sentir su sabor, ese que tanto me encanta. Nos quedamos un largo rato abrazados hasta que decidimos que es tiempo de levantarse para comer algo. Ella lo hace primero y la observo descaradamente cuando toma una de mis camisas y se viste solo con eso encima de su ropa interior. Dejo que salga primero y me quedo unos segundos mirando el techo con una sonrisa de idiota, luego me pongo un pantalón de chandal y salgo, mi princesa me está esperando.

Apenas llego a la cocina, la rodeo con mis brazos y le doy un pequeño beso en la mejilla antes de ir a calentar la pizza del día anterior. Luego de eso, le digo que saldré y por suerte no me pregunta a dónde, si le digo que iré a ver a Jacob, sabrá que algo anda mal y no podré mentirle mirándola a los ojos.

La cara que tiene Jake cuando llego me lo dice todo, tenía una mínima esperanza de que se hubiera equivocado pero ya veo que no.

—Logré entrar al sistema de la clínica en la que la atendieron y descubrí el procedimiento que realizaron. Consiste en una cirugía, lo descubrieron unos años antes de que ocurriera tu accidente pero nunca lo llegaron a aprobar en personas ya que era demasiado invasivo. Es un procedimiento ilegal y hasta hay una ley que prohíbe su realización, son varios años de cárcel.

—¿Me estás diciendo que le lavaron el cerebro? —la bilis me sube a la gargante—. Literalmente.

—No se quedaron ahí, la tuvieron por un año conectada a maquinas que creaban recuerdos falsos, no entiendo cómo es que no conserva ninguno de esos. Este procedimiento tampoco está aprobado por el gobierno y nunca llegó a concluirse por esa misma razón, es entendible que no haya funcionado del todo bien.

—¿Mía fue el conejillos de indias? —estoy cada vez más furioso, quiero golpear algo pero sé que debo seguir escuchando—. ¡Podrían haberla matado de verdad con eso!

—Si conseguimos pruebas reales de esto, podemos denunciar al médico que lo realizó y hasta a la persona que la autorizó. Supongo que Sarah Hamilton está detrás de todo esto y ni todo el poder del mundo la podría salvar.

—¿Hay alguna forma de revertir todo eso? —Es lo que único que me importa en estos momentos, después viene lo de preocuparse por lo que le pasará a Sarah—. Eres uno de los mejores médicos que hay en el país, debes hacer algo.

Cuando la volví a encontrar (VR#2)Where stories live. Discover now