Capítulo 15: Año nuevo

2.7K 273 18
                                    

Fue una noche bastante tranquila luego de hablar con Diego, sentía como si me hubiese sacado un peso enorme de encima y por primera vez dormí de corrido toda la noche. Lo cual no solo fue una sorpresa para mí, sino que también para Pancho quien ya estaba acostumbrado a despertar por mis gritos. ¡Dios! Cuánta paciencia tiene este hombre, creo que si la situación hubiese sido al revés, lo haría dormir con un calcetín en la boca para que no gritara. Por suerte esas ideas no han pasado por su cabeza... Aún.

Lo que queda de día nos hacen limpiar cada lugar ya que van a venir nuevamente visitantes; no me quejo, al menos así puedo tener la mente ocupada en algo más y no pensar en que será otra celebración que pasaré solo. Hace mucho tiempo que no sueño con Mía y eso me hace sentir miserable, me hace sentir más solo que nunca como si parte de mí la estuviese olvidando y me odio por eso. La única pesadilla que se niega a abandonarme es en la que estoy encerrado en una habitación mientras escucho del otro lado la voz de mi bonita pidiendo ayuda, parece desesperada y yo por más que uso todas mis fuerzas para llegar hasta ella nunca logro derribar esa puerta que nos separa y al no poder hacerlo siento que la habitación se va haciendo cada vez más pequeña, me cuesta demasiado trabajo respirar como si fuera claustrofóbico, cosa que nunca he sido.

—Alex, necesito que vayas a la bodega y traigas unas cajas —dice Ron dándome un golpe en la espalda. Doy un respingo porque no lo escuché acercarse—. ¡Despierta! Es para hoy.

—¿Por qué yo? —me quejo aunque sé que no tengo opción. Por más «amigos» que seamos, él sigue siendo un policía y yo un preso acusado de secuestro. Las órdenes las pone él, aunque de todos modos se explica:

—Porque eres el único de estos cuatro del que estoy seguro que si le paso la llave no hará alguna estupidez como intentar escaparse, entre otras.

—¡Qué poca fe nos tienes, hombre! —se ríe Diego pero sé que agradece que no se lo hayan pedido a él, la maldita bodega queda en el último piso.

Antes podía salvarme con la excusa de que estaba en coma o recuperándome de eso pero ahora ya no, aun así lo intento.

—Estuve en coma dos meses, no me hagas hacer tanto esfuerzo.

—Despertaste hace siete meses, nenita —responde Ron riendo, se lo está pasando en grande, nunca lo había visto tan sonriente aunque tal vez sea por otra cosa—. Además Theo ya te dio el alta y haces ejercicio todos los días, no te quejes y ¡a trabajar!

Aún quejándome me dirijo al octavo piso por esas malditas cajas, ni siquiera sé cómo las reconoceré ya que no me dio ninguna explicación adicional pero es lo que hay. Ron estaba raro, la verdad nunca le había pasado las llaves con tanta confianza a nadie y es sospechoso, no sabría decir por qué. Dudo que sea algún tipo de trampa o prueba porque me he portado bastante bien, hago las tareas que se me ordenas y ni siquiera me sigo metiendo en peleas, soy algo así como el reo modelo.

Por suerte, no me toma tanto esfuerzo subir las escaleras, al parecer ejercitarme ha tenido buenos resultados. Llego a la bodega y pruebo con cada una de las llaves que tengo en la mano, maldigo a Ron en mi mente otra vez por no decirme cuál es exactamente la llave cuando siento un ruido del otro lado de la puerta; enseguida me pongo en alerta, algo está tramando mi amigo policía.

Al fin la maldita llave gira y se abre la puerta, entro cuidadoso y preparado para cualquier cosa, alerta como una pantera.

—¡Por fin! Eres más lento que una tortuga, Alexander —se queja una voz conocida, entrecierro los ojos para poder distinguir algo en toda la oscuridad de la sala pero solo veo una silueta. No puede ser.

Cuando la volví a encontrar (VR#2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora