Capítulo treinta | VO

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Anna se acomodó sobre la cama mientras Zowie asaltaba su vestidor.

―Puedes tomar lo que quieras ―le dijo, cruzando las piernas―. Charles ha comprado ropa que jamás pensaría en ponerme.

―¡Pero tienes cosas increíbles ahí!

―Ya te dije: puedes tomar lo que quieras. De todos modos siempre termino usando lo mismo.

Alice se desploma en la cama junto a su hermana.

―¿Te saca muy poco a pasear?

―Ha estado muy ocupado desde que tomó la regencia.

―Pero como tu novio debería sacarte a pasear.

―¿A caso soy un perro?

―No, pero yo me aburriría si tuviera que quedarme encerrada en una enorme casa mientras mi novio básicamente hace el amor con los papeles.

Zowie abandona el vestidor usando unos jeans negros y una camiseta de lana gris de mangas largas.

―¿Qué tal esto para salir de compras? Está haciendo frío y quiero usar algo casual.

―No tenemos que salir de compras ―puntualizó Anna―. Hay un montón de vestidos. Las tres somos más o menos de la misma talla.

Zowie fue la primera en protestar.

―Tienes que comprarte un vestido. Anna, para una Gala, sea cual sea, tienes que ir con una vestimenta apropiada. Tienes buenos vestidos allí, es cierto, pero ninguno grita Novia del Príncipe.

―No sabía que los vestidos gritaran ―se burló ella.

―Mawson, voy a tirar de tu cabello con tanta fuerza que volverás a ser castaña.

Anna levanta ambas manos a modo de rendición.

―¿Y entre todos esos vestidos alguno grita Mejor Amiga y Hermana de la Novia del Príncipe?

―Algunos, sí, pero tu novio ya apartó una tienda completa para que compremos los vestidos.

Anna levanta ambas cejas.

―¿De verdad lo hizo?

―¿Lo dudas?

Suelta un largo suspiro.

―Tengo que enseñarle como controlar sus gastos.

Alice se levanta de la cama.

―Voy a usar uno de tus sujetadores ―le dice―. No he lavado la ropa.

―Tú odias lavar la ropa. Pagas para que alguien más lo haga. ¿Por qué no se lo diste a una de las empleadas?

―Porque odio que alguien lave mi ropa interior. Detesto la idea de que alguien sepa qué tipo de calzones uso.

―Dios, ¿quién te entiende? ―pone los ojos en blanco―. Como sea. Usa el que quieras.

Alice desaparece dentro del vestidor, volviendo minutos más tarde con un sujetador rojo de encaje en las manos. A Anna se le volvieron de cristal los ojos al reconocerlo. Era el que llevaba puesto el día que hizo el amor con Charles en el interior del Big Ben.

―Mm ―se levantó de la cama para quitárselo―. Seguro que hay muchos otros que puedes escoger.

―Pero ese está lindo ―hizo un mohín.

―Este no ―lo escondió bajo la almohada―. Es mi...favorito.

Zowie levanta una de sus delineadas cejas.

Un príncipe en apuros (PARTE 1 Y 2) - SLC | YA EN LIBRERÍASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora