Capítulo 36

10.2K 790 70
                                    

Me despedí de papá, Alex y Simon y mamá es la que acompaña al tío Lucas y a mí al aeropuerto.

—¿Tienes todo, cierto? ¿No olvidas nada? —pregunta acariciando mi cabello. Mamá está nerviosa, puedo notarlo.

—Todo estará bien, mamá —aseguro tocando su brazo con cariño.

Mamá bronce los labios y noto como sus ojos se cristalizan. Ay, no. No quiero que mamá lloré ahora.

—Oh, lo siento —susurra cubriendo su rostro. Tío Lucas sonríe y los dos la abrazamos. Mamá es muy sensible—. Cuídate mucho, cariño.

—Estaré bien, mamá. Lo prometo.

La abrazo con fuerza y me demoro más de lo necesario en hacerlo. El tío Lucas se pone histérico y hace que nuestra despedida sea rápida diciéndole a mamá que ya nos deje en paz.

Nos subimos al jet, ese increíble jet que utilizamos cada vez que nos vamos de vacaciones a Barcelona, el tío y yo abrochamos los cinturones y después de que el avión despega, la azafata nos ofrece bocadillos.

—Quiero que lo disfrutes, Kya —dice mi tío tomando un poco de café.

—Este verano será diferente.

—Olvídate de todo por esas tres semanas, guapa. No habrá mamá ni papá, ni hermanos... Quiero que te diviertas, que seas una chica normal por lo menos una vez en tu vida.

Frunzo el ceño y dejo de comer el bocadillo dulce con chocolate y nueces.

—¿Por qué me dices eso?

Él suelta un suspiro y acomoda su cabello. Está frustrado o nervioso, no sé cuál de ambas.

—Porque tienes diecinueve años y hasta el momento no he oído nada sobre fiestas de universidad, novios, sexo divertido, borracheras y amigas, Kya.

—Bueno...

—A mí no me engañas. Todo en tu vida es Universidad, ballet, trabajo y responsabilidades. Quiero que vivas este verano sin pensar en lo que pasará cuando regreses a Londres.

Miro a mi tío por unos cuantos segundos y asiento levemente con la cabeza. Aunque no quiera admitirlo, él tiene razón, razón en absolutamente todo lo que me está diciendo. Por eso quiero que este verano sea diferente, sólo es el comienzo, y tener esta charla con él es lo mejor que puedo tener.

—Prometo que me divertiré como nunca lo hice —respondo con la mejor de mis sonrisas.

—Tendrás mi apoyo siempre —agrega estirando su mano para acariciar mi cabello—. Pero... el tío buena onda se acabará para siempre si regresas a Londres con una criatura en tu barriga, ¿comprendes? —me mira de reojo y veo esa mirada de advertencia. No puedo evitar no reírme.

—Solo quiero que te cuides y que lo disfrutes.

Le digo que sí con la cabeza y le prometo que no volveré a Londres con barriga.

—Ahora quiero saber la historia completa.

—¿Qué? —Hago una mueca y mi tío me sonríe. Se acomoda en su asiento y bebe otro sorbo de café.

—Maxwell. —dice, así, sin más.

Mis ojos se abren de par en par, me congelo por un segundo y trato de decir algo, pero sólo hay balbuceos y más balbuceos. No sé qué decir, estoy en shock.

—Eh... No entiendo, ¿Que...?

—En la última semana estuviste en la oficina tres veces, y dos de esas tres veces nos cruzamos con Max en la sala de juntas. Vi cómo se miraban, guapa. Tu tío no es imbécil.

 KYA - Deborah Hirt ©Where stories live. Discover now