Max. Extra

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Trato de normalizar mi respiración mientras que Mia se mueve hacia el otro lado de la cama. Estoy destruido, fueron unas ¿tres veces?

—Cielos, Max... —comenta ella con una estúpida sonrisa en la cara. Cierro los ojos una vez más, paso las manos por mi pelo y trato de calmarme un poco. Tengo la boca seca y el corazón a mil.

—No es suficiente, Mia.

—¿Todavía quieres más?

Suelto otro suspiro, estiro las sábanas y me cubro un poco. Ella sigue ahí, con la cara enrojecida, el cabello alborotado y ese brillo en los ojos. Por un momento puedo ver a Kya aquí, pero después...

—El sexo se vuelve mil veces mejor cuando piensas en ella, debo admitirlo.

—No pensaba en nada —aseguro de manera cortante—. Es sólo sexo, sale así.

Mia ríe levemente y después se cubre con las sábanas también.

—Max... vamos...

—No quiero hablar sobre ella.

—Mientras que me estabas cogiendo la nombraste tres veces.

La miro por unos segundos, admito que estoy sorprendido y me siento como un imbécil.

—En estas últimas dos semanas... Perdí la cuenta de todas las veces.

No me gusta esto, no me gusta tenerla en mi cabeza todo el maldito día, no me gusta esta cosa que siento cada vez que enciendo mi teléfono y la veo ahí. ¿Por qué mierda no saqué esa foto del fondo de pantalla todavía? ¿Qué demonios me está pasando?

—¿Por qué es tan difícil hacer que lo aceptes, Max? —pregunta con esa voz dulce, cargada de paciencia. Típico de mía.

—Porque claramente no hay nada que aceptar.

—Sabes que sí lo hay.

Suelto otro suspiro. No puedo con esto.

—¿Sabes qué? No quiero hablar sobre toda esa mierda. Mejor, me voy a dar un baño.

—Pediré pizza para la cena.

—Has lo que quieras.

Me pongo de pie, camino hasta el cuarto de baño, abro la ducha y cuando el vapor empieza a inundar la habitación, cierro el grifo y abro el agua fría. Necesito miles de horas debajo de esta ducha para poder calmarme un poco.

Cuando termino de darme un baño y salgo de la habitación, veo a Mia sentada sobre la barra de la cocina.

—Acaba de llegar. Aún está caliente, ¿Quieres?

Suelto otro suspiro y camino hasta ella. Está así, tan sonriente, tan llena de vida, tan mía... Que no logro entender miles de cosas.

—¿Por qué sigues soportando todo esto de mí, Mia? —pregunto por lo bajo cuando me siento delante de ella.

—¡Cielos! Hasta que por fin me dices algo siendo el Max real.

Frunzo el ceño, la miro y niego levemente con la cabeza. No me gustan estos estúpidos juegos de palabras sin sentido.

—¿De qué mierda estás hablando?

—Quieres hacerme creer que tratándose mal y cortante, yo no te importo, pero tú yo sabemos que soy más importante para ti de lo que tú mismo notas.

—¿Qué?

—No somos nada, tenemos sexo, te doy consejos, te hago molestar y la pasamos bien. Lo nuestro es casi como un noviazgo cursi y todo, pero tú quieres sacar esa idea de tu cabeza y por eso me tratas así.

 KYA - Deborah Hirt ©Where stories live. Discover now