Capítulo 47

9.4K 853 108
                                    

Papá entra a mi habitación luego de la cena. Se ve serio. Mucho más de lo habitual. Me quito los auriculares y limpio mi mejilla. Estaba escuchando una estúpida canción triste y se suponía que nadie debía verme así. Me siento como mierda, y parece que eso nunca va a cambiar. Todo está afectándome, no solo Max. El ballet, el otro baile, el trabajo en la pastelería, todo... todo está acabando conmigo de a poco. Y siento que ya no tengo fuerzas.

—¿Qué sucede?

—¿Por qué no me dijiste que era Max? –pregunta aún de pie.

Me muevo con brusquedad sobre la cama y abro los ojos de par en par. No, esto no puede estar pasándome. Miro a mí alrededor y después a papá. Estoy buscando que responder, pero no tengo palabras. Estoy en shock.

—¿Mamá te lo dijo?

—No fue necesario.

Ahora él se acerca un poco más, pero yo me pongo de pie.

—Papá...

—De todos los tipos en Londres, Kya... de todos los malditos miserables que pueden haber por ahí, ¿Por qué a Max? –susurra mirándome con dolor o tal vez algo de lástima. No sé cuál de las dos. Pero me siento patética y dolida de nuevo.

—Papá... —quiero llorar de nuevo, pero no voy a hacerlo. No otra vez—, papá, sé que fue un error, pero tienes que dejarlo así. Nada volverá a pasar. Ya sé que solo está jugando conmigo, tú no debes... —Papá mira hacia otro lado y yo dejo de respirar por un segundo—. ¿Qué hiciste, papá? –pregunto con un hilo de voz.

Ahora que lo pienso... Oh, por dios.

—Le di lo que necesita.

—Papá... ¿fuiste a buscarlo? ¿Lo golpeaste? –pregunto desesperada y luego lo escaneo para ver si algo lo delata, pero no veo nada.

—No volverá a acercase a ti nunca más, Kya –asegura con esa mirada cargada de seguida. Por un segundo me siento aliviada, pero me aterro al instante siguiente. "Nunca" es una palabra muy grande, y aunque lo odie justo ahora, también lo ame mucho tiempo más que le ahora.

—Lo golpeaste –afirmo. No necesito que diga nada.

—Cuando Alex se entere será mucho peor –asegura. Abro los ojos de par en par y entro en pánico.

—¡No, no, no! ¡No, papá! –chillo con desesperación—. Alex no tiene que enterarse de nada, por favor... No tienes que decirle, no... Alex lo matará...

—Es lo mínimo que merece, Kya. Ese tipo es una mierda ¿Cómo pudo...? –Papá se detiene y mira hacia otra parte. Yo por un momento me siento insultada.

—¿Qué cómo pudo engañarme? ¿Conquistarme? ¿Cómo logro llevarme a la cama?

—Kya...

—¿Era eso lo que querías saber, papá? –Ahora si tengo deseos de llorar y de gritar. Todo ese dolor que tenía en el pecho se hace más fuerte de un segundo al otro y no puedo controlarlo. Se apodera de mí y me destruye una vez más.

—Kya, no...

Me siento en la cama y cubro mi cara con ambas manos. Me siento avergonzada y más estúpida que todas las veces anteriores.

—No sé cómo sucedió. Solo pasó...

Él me mira, sé que no sabe que decirme, pero noto que está dolido, enojado y seguramente siente lastima por mí.

—Él no merece ninguna de tus lágrimas.

Asiento levemente con la cabeza y después cierro los ojos con fuerza porque no quiero llorar, pero lo hago porque soy una estúpida con el corazón roto. Papá me limpia las majillas, acaricia mi cara, después mi cabello y hace que lo mire.

 KYA - Deborah Hirt ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora