Capítulo 43

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Max y yo nos besamos desesperadamente mientras que nos movemos por la casa. Él toca mi cintura, mi espalda y mis pechos sin control alguno, mientras que yo trato de respirar un poco. Estoy muy excitada, caliente y quiero hacerlo sin parar.

—Por Dios, como te extrañé... —susurro casi sin aliento, tomando ambos lados de su cara.

—A la ducha —ordena con una media sonrisa.

Su frente está junto a la mía y sólo nos separamos unos pocos centímetros para movernos por el cuarto hasta el baño.

Max me carga con un poco de brusquedad sobre el lavabo, separa mis piernas y se coloca en medio.

Voy a enloquecer.

—No tienes idea de todo lo que voy a hacerte... —susurra, chupando mi cuello. Gimo levemente y echo mi cabeza hacia atrás para que él siga con esos mágicos besos que me encantan.

—Puedes hacer lo que quieras conmigo —aseguro con los ojos cerrados y la voz entrecortada—. Lo que tú quieras, Max...

Sólo quiero disfrutar de esto.

Mis manos tienen vida propia y se mueven por todo el cuerpo de Max. Toco su pene y lo acaricio levemente. Está ahí, todo para mí, se siente firme y duro debajo de su pantalón y está llamándome a gritos.

—Me gusta... —susurro entre besos, lo acaricio con más intensidad y oigo como él suspira. Me gusta y a Max también.

—¿Quieres saber algo? —Asiento levemente y muerdo el lóbulo de su oreja mientras que él recorre mi sexo con su dedo índice por encima de mi pantalón.

—Dime...

—Pensé mucho en ti todos estos días...

Sonrío levemente y después trato de responder, pero él me mira de manera extraña, casi arrogante, divertido, y logra confundirme.

—Pensé mucho en ti de todas las maneras, pero de esta también...

—¿Qué? No te entien...

Max se baja su pantalón y su calzoncillo, toma mi mano, la coloca sobre su pene con cuidado y al mismo tiempo algo de desesperación. Al notar lo que quiso decir siento como me sonrojo un poco, pero después esa Kya pervertida se despierta.

Sonrío ampliamente.

—Me gusta que hayas pensado en mí así... —susurro sobre su boca y rodeo su miembro con toda mi mano.

—Vamos, nena, hazlo.

Muerdo mi labio inferior.

—Me gusta que me digas nena.

—Hazlo, Kya —me pide, aunque creo que suena más a una orden, pero da igual.

Acaricio su miembro varias veces, no dejo de mirar esa cosa maravillosa entre mi mano. Tengo millones de ideas en mi cabeza y no sé por dónde comenzar.

—Rápido y fuerte —ordena en un susurro. Max tiene los ojos cerrados, respira rápidamente y echa su cabeza levemente hacia atrás.

Quiero hacerlo, pero estúpidamente me siento nerviosa. Nuevo mi mano un par de veces y aunque no deba hacerlo, recuerdo todo lo que ya hice con Blake.

Muevo mi mano con un poco de presión sobre su miembro, pero no demasiado, subo y bajo rápido, después un poco más lento, busco su boca y él logra darme ese beso que tanto quiero.

—Me encantas... —susurra, apegando su frente con la mía. Toma mi mano y me ayuda a recuperar el ritmo, es casi como algo nuevo, lo oigo jadear y gruñir y eso solo hace que quiera abrirme de piernas para que me haga lo que quiera.

 KYA - Deborah Hirt ©Onde histórias criam vida. Descubra agora