Capítulo 5

21.2K 1.3K 361
                                    

Escuchaba los gritos de Ricardo maldiciendo, suspiros derrotados y quejas de dolor. Continuaba tirado en el suelo, no podía levantarme, el dolor de cabeza había vuelto a mí y el choque eléctrico no ayudaba para nada.

El suelo era rugoso, hecho de cemento, pero completamente desgastado y muy mal colocado, agrietado y en mal estado.

Poco a poco fui recuperando la compostura, el dolor del choque eléctrico ya se había esfumado y sólo tocaba lidiar con el fuerte dolor de cabeza. Comencé a levantarme, todos los que habían caído ya estaban de pie y yo era el único que faltaba.

—¿Ahora qué vamos a hacer? —Escuché que Ricardo preguntó. Cuando estuve completamente de pie observé que nadie estaba al pendiente de mí, sino, estaban escuchando a Ricardo.

—¿Podríamos ver qué hay en esta puerta? —Preguntó Lizzeth señalado la puerta que se encontraba al lado del cuarto donde encontré a Matías, Victoria y Cristy.

Me acerqué lentamente a ellos mientras presionaba mis sienes para calmar un poco el dolor de cabeza.

—Debe ser otro maldito cuarto —respondió Cristy. Giró a verme y su rostro se vio preocupado—. ¿Naúm estás bien? —Preguntó mientras se acercaba a mí, ahora era el centro de atención.

—Sí —respondí con dificultad—, sólo es un maldito dolor de cabeza, el maldito dolor de cabeza por el que estoy aquí.

—Estuviste un buen tiempo tirado en el suelo —dijo y era cierto, no estaba desmayado pero simplemente no podía moverme—, Patricio nos dijo que no te moviéramos.

—¿Patricio? —Pregunté. Quizá era el nombre del otro gemelo, pero recordé que otro hombre había caído aquí antes de caer al suelo.

—Sí —respondió un hombre apareciendo a un lado de Cristy. El mismo hombre que empujó a Neus cuando ella venía de tomar agua.

—¡¿Tú?! —Expresé, no estaba contento con este hombre para nada. El hombre formó cara de pánico y trató de evitarme retrocediendo un poco.

—¿También lo conoces? —Preguntó Cristy con confusión. Probablemente este hombre también le hizo algún mal a ella como el que le hizo a mi pequeña hija.

—Este hombre empujó a mi hija y ella casi caía al suelo cuando sólo fue por un vaso de agua.

Cristy no se inmutó, quizá enojarme por eso se escuchaba como una tontería pero yo no permitía que un desconocido empujara a mi hija así porque sí.

—Pues será tu último recuerdo de ella porque nunca más saldremos de aquí —exclamó el hombre con cinismo y eso soltó mi furia en mí y el desconcierto en los demás.

—¡¿Tú cómo sabes eso?! —Le grité, ya le tenía bastante coraje a este hombre y él simplemente actuaba como si estuviera de visita en este hospital.

Cristy me detuvo antes de que pudiera tocar el cuerpo de Patricio, él dio media vuelta y caminó con los demás quienes estaban enfocados en mí.

—Si nos metieron aquí —habló, sólo podía ver su espalda cubierta con la bata azul y su nuca con un círculo calvo—, es porque aquí nos vamos a quedar. No hay ninguna pista para que esto sea un prueba de sobrevivencia o cámaras para que sea una broma.

Tenía razón. Patricio hablaba como si ya supiera lo que fuera a pasar en este lugar, pero hablaba con razón. No había nada que dijera que en algún momento esto terminaría.

—¡Eso no es cierto! —Gritó Lizzeth, se posicionó a mi lado y Patricio también giró su cuerpo esperando escuchar a Lizzeth. Lizzeth estaba tensa, desesperada y enojada—. Usted no sabe nada. Nosotros vamos a salir de este horrible lugar. Como dice Matías, ganaremos este juego.

HospitalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora