Capítulo 17

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Lo primero que hice después de que Doroteo se fuera del cuarto y Donato se echara a llorar, fue abrazarlo. Había cometido un acto inconsciente, por supuesto que él no diría eso, el coraje fue lo que lo llevó a soltarlo.

—Empeoré las cosas Naúm —soltó mientras se liberaba de mi abrazo, no estaba de humor para recibir uno. Me esquivó y se dirigió a las escaleras.

—¿Adónde vas? —Lo detuve y él regresó su mirada a mí. Ya se hallaba en el primer escalón.

—Tengo que hablar con él Naúm.

—¡Claro que no! —Solté casi gritando. De inmediato me encaminé hacia donde él estaba y pase por su lado para ponerme de pie frente a él. Se amedentró y bajó el único escalón que había subido—. Donato, sé que quieres arreglar las cosas con tu hermano. Pero si vas en este momento con él lo único que te ganarás es un buen golpe bajo la barbilla. Tú hermano no se deja de nadie. Viste muy bien cómo peleó con Ricardo.

Pareció comprender, pasó la lengua por sus labios y desde su lugar observó la puerta por donde Doroteo había salido, como si fuera a encontrarlo. Echó un último vistazo alrededor de todo el cuarto antes de volver su mirada a mí.

—Ya no quiero estar aquí —terminó y subió a paso rápido las escaleras. Antes de irme también hacia arriba, me detuve porque un ruido dentro de un pequeño casillero se presentó. Quise acercarme pero una bala pasó frente a mí impactándose contra la pared y quedando fija en ella. Mis ojos se abrieron con sorpresa, por poco y la bala se impactaba contra mí, mi corazón comenzó a agitarse. Era otra trampa, afortunadamente nadie había caído en ella. No quise detenerme a observar la bala, subí las escaleras con celeridad y llegué de inmediato a lado de Ricardo y Cristy. Él estaba en el punto de cruce de ambos pasillos y ella estaba cerca de las escaleras. Donato no se miraba y Doroteo estaba dentro del elevador. Estaba de espaldas y no pude distinguir su expresión.

Cristy analizaba con detenimiento las escaleras, observando fijamente la profundidad de ellas, la penumbra, la oscuridad. El miedo que causaba el tan sólo pisar un escalón abajo. Me acerqué a ella y la saqué de sus pensamientos.

—El gato no estaba allá abajo —dije. Ella me miró con suspicacia y escuché pasos tras de mí pero no quise ver de quién eran.

—Naúm, ¿cómo sabes que el gato no estaba ahí abajo? O sea, el gato no está en ningún lado en este momento, es por eso que debíamos estar pendientes.

—¿Qué demonios hacen los 3 aquí arriba? —Fue la pregunta que me hizo girar tras de mí, era Ricardo con una expresión de enfado. Mantenía sus manos en sus bolsillos con cierta tranquilidad. Levantó las cejas esperando una respuesta de mi parte.

—Hubo un pequeño problema entre los hermanos. Además, otra trampa se activó. Una bala salió disparada desde uno de los casilleros, afortunadamente no sucedió nada.

—¿Una bala? —Preguntó Ricardo para confirmar, asentí y él lanzó una mirada a la puerta del cuarto, como si pudiese visualizar algo desde ahí. Abrió los ojos con sorpresa y asintió levemente—, increíble. 4 trampas, 3 muertos. ¿Cuántas más habrá en este lugar?

—Quizá las suficientes para que cada uno de nosotros muera —murmuró Cristy atrás de nosotros, le di espacio para que se incorporara y así lo hizo, lentamente se acercó a nuestro lado—, aunque la verdad Naúm, como tú pudiste evitar esa trampa, pudieron haberse evitado las otras 3.

—Sí, pudieron evitarse —susurré. Ojalá supiéramos dónde estaban las trampas para poder analizarlas y así evitar más muertes. Lamentablemente estaban ocultas y sólo salían a la vista cuando llegaba el momento de atacar.

HospitalWhere stories live. Discover now