Capítulo 20

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Mis labios formaban una o mientras veía a Johana a los ojos, ella también me miraba sorprendida. Parecía incierto cómo fue que Cristy y Ricardo se adentraron al cuarto de esa manera tan expresiva. Me había percatado de cómo Cristy miraba a Ricardo con lujuria cuando el se mostraba enojado pero nunca imaginé que Ricardo continuara, él estaba desesperado por salir y volver con su prometida, pero ahora parece que se le olvidó por completo.

—¿Deberíamos detenerlos? —Preguntó Johana. Lizzeth le lanzó una mirada amenazante y Matías simplemente se miraba confundido—. No hace ni una hora que lamentablemente murió Doroteo y Dios mío, están adentro. —Johana comenzó a apresurar el paso mientras caminaba al cuarto, estaba decidida seguramente a parar con lo que Ricardo y Cristy habían iniciado.

—¡No! —Gritamos Lizzeth y yo al unísono. Matías dio un pequeño salto de susto y nos miró con ojos entrecerrados. Johana se detuvo al borde de la puerta.

—¿Qué está ocurriendo? —Preguntó Donato tras nosotros. Su voz se escuchó un poco más calmada y eso me tranquilizaba. Sabía que había por lo menos había dejado de pensar en atentar contra su vida y quería unirse de nuevo al grupo—. ¿Por qué corrieron todos desde acá?

—Cristy y Ricardo se dieron un beso —contestó Matías por todos nosotros, me sorprendió la naturalidad con la que lo dijo, como si supiera perfectamente lo que estaba ocurriendo. Donato no se inmutó al escucharlo, permaneció en silencio—. Se metieron al cuarto y no han salido.

—¿Ricardo no está comprometido? —Preguntó. Asentí y él pareció sorprenderse por la respuesta—. Deberíamos detenerlos, se va a arrepentir una vez que todo acabe.

Johana no volvió a preguntar, abrió la puerta del cuarto y la cerró de nuevo al instante. Su boca y sus ojos estaban abiertos con sorpresa. Me imaginé al instante lo que pudo haber visto.

—Están desnudos encima del escritorio —respondió. Su rostro de asombro me causaba cierta gracia, parecía de una niña descubriendo cualquier invento de la ciencia. Totalmente inocente.

—Se va a arrepentir —anunció Donato. Pensaba lo mismo. Ricardo iba a serle infiel a su prometida a tan sólo un día de casarse. Yo nunca lo haría. En los años que llevo casado con mi esposa nunca he pensado en engañarla. No negaré que hay mujeres que atraen con el sólo hecho de verlas, pero nunca he pensado en algo con ellas.

Así estuvimos unos quince minutos, esperando a que Cristy y Ricardo abandonaran el cuarto para que nos dieran una explicación, pero ellos no daban señales. Ni siquiera se escuchaba algún ruido desde adentro y eso era bueno, no era apto que Matías escuchara eso.

Finalmente, la puerta se abrió, Ricardo fue el primero en salir del cuarto con una mirada de preocupación y exitación a la vez. Cristy lo hizo después, se miraba completamente avergonzada y mantenía la cabeza agachada.

—Cristy —le habló Johana. Ella levantó la cabeza y la observó, su rostro estaba colorado, su cabello algo alborotado. Johana y ella avanzaron unos pasos hacia atrás. Seguramente iban a platicar de lo sucedido.

Ricardo estaba dentro del elevador, se agachó y se llevó las manos a su rostro algo afligido, sin duda comenzaba a arrepentirse de lo que había hecho.

Por mi parte, caminé hacia Johana y Cristy. Quería escuchar la explicación que ella tenía para hacer eso con Ricardo.

—No lo sé —la escuché decir, ambas me miraron cuando me acerqué pero no se inmutaron, no les importó que escuchara la plática—, cuando Ricardo entró aquí y me vio con sus ojos verdes, sentí algo extraño. Su perfume de limón me pareció exquisito y su carácter tenía algo que me hacía querer besarlo. Me gustaba verlo enojado no sé por qué razón, pero se miraba muy bien y entonces no pude resistirlo más. Tenía que besarlo, tenía que quitarme las ganas y nunca pensé que él también iba a querer hacerlo conmigo.

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