Capítulo 16

13.1K 992 293
                                    

—¿El gato acaba de desaparecer? —Preguntó Lizzeth con desconcierto y asombro en su voz. Asentí levemente sin saber si me veía o no, aún no podía creer lo que acababa de ver. El gato ya no estaba, nunca había visto algo parecido.

—¿Lo vieron? —Preguntó Ricardo, se giraba al elevador y volvía su mirada a nosotros una y otra vez. Sus ojos estaban abiertos al límite y sin poder creerlo—. Sabía que ese gato no era normal.

—Era por eso que no le diagnosticaba signos vitales —habló Johana razonando, también impresionada—, el gato es un fantasma.

—¿Cómo va a ser un fantasma? Por Dios —Exclamó Doroteo con cierto enfado en su voz. Caminó al ascensor de manera rápida y se adentró a él, estuvo un pequeño momento observado detenidamente y salió de nuevo deteniéndose ante mí—. Los fantasmas no existen.

—¿Entonces cómo explicas eso? —Cuestionó Johana señalando con su dedo el elevador.

Doroteo se mantuvo callado por un momento y se llevó una mano a la barbilla simulando pensar, se aclaró la garganta y prosiguó a contestar.

—Podría ser un holograma —dijo, era una respuesta estúpida, un holograma no se podía sentir, un holograma no podía romper cosas.

—Un holograma no es —respondió Lizzeth negando con su cabeza. Permanecía sentada en el suelo y su voz seguía débil—, yo tomé al gato con mis manos, lo acaricié y sé que era un gato real, o al menos así lo sentía, hasta ahora. Debe de haber alguna otra explicación para esto. Yo sí creo en los fantasmas y nunca había podido sentir la presencia de uno.

Doroteo continuó negando pero no respondio, se mantuvo callado con sus ojos fijos en el elevador. Todos permanecieron callados hasta que Doroteo giró su cabeza a nosotros llamando la atención.

—¿Y si ése era un holograma del gato? —Preguntó de nuevo, se aclaró la garganta y prosiguó—, es decir. El gato real existe pero éste es sólo un holograma para hacernos creer que es otra cosa.

—No creo que alguien pudiera desarrollar un holograma tan genial aquí abajo —dijo Cristy y todos centraron su mirada en ella—, ¿cómo explican cuando bajaron al gato por las escaleras y él mismo subió por el cuarto? Es como si hubiera traspasado la puerta sellada.

—Es claro que el gato es un fantasma —dijo Johana confirmando su teoría, yo creía en ella. Bastaba con saber que era veterinaria y con haber ayudado a Lizzeth para que se ganara mi confianza—, cuesta creerlo porque nunca nadie había visto algo así.

Mi piel se erizó por un momento al escuhar sus palabras, sentía escalofríos sólo de pensar en que el gato era un fantasma y había estado entre nosotros.

—¿Y si nos quiere ayudar? —Preguntó Donato aún con Matías en sus brazos. El niño dormía plácidamente con la cabeza caída a la espalda y a Donato no parecía incomodarle—. Por eso tumbó la planta, para que tomáramos la llave y abrieramos los cajoncillos. Quizá el gato sea la pista que necesitamos para salir de aquí. Debemos encontrarlo.

—Tienes razón —le dijo Ricardo sonriendo. Donato hizo una mueca de desagrado al sentir la hipocresía de Ricardo en sus palabras. Giró a vernos a todos nosotros, a mi parecer, su sonrisa era sincera, quería volver a ser aceptado por nosotros, quería ser paciente hasta que salieramos de aquí, y lo estaba logrando—. Busquemos al gato y no lo perdamos de vista, él podría ser quien nos saque de este lugar.

—Sí —anunció Cristy y se colocó a su lado, parecían ser los líderes de un grupo que daban órdenes a los mismos—, Lizzeth y Johana, ustedes pueden quedarse aquí por si el gato aparece. —Cristy vio a Doroteo con Matías en sus brazos y sonrió—. Donato tú también puedes quedarte aquí con las chicas.

HospitalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora