Capítulo 25

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No pensé en las consecuencias, no pensé en mi familia, no pensé en los que se encontraban dentro del hospital, no pensé en nada, solamente en Matías. El niño había bajado sin consultarlo con nadie y no pensé en dejarlo sólo.

Cuando llegué hasta abajo y abrí las cortinas, casi me impactaba contra el pequeño cuerpo de Matías que venía subiendo junto al osito de peluche, sano y salvo.

Tomé a Matías en los brazos y cuando di media vuelta para volver a subir, el impacto que me provocó el cuerpo de Donato sí me hizo caer hasta atrás impactándome contra el suelo. Donato se veía preocupado y ya los 3 estábamos pisando el suelo de abajo, y estábamos vivos.

—Naúm, ¿estás bien? —Me preguntó Donato con sus ojos abiertos con gran sorpresa. No se molestó en ayudarnos a levantarnos. Miraba a ambos lados buscando algo que pudiese afectarnos.

—Creo que sí —respondí mientras me levantaba, el susto comenzaba a esfumarse de mi cuerpo y Matías sólo se pegó a mi cuerpo con un poco de miedo.

Donato y yo nos vimos impresionadamente, esperando aún algún efecto secundario dentro de esta habitación, pero todo estaba tal y como se encontraba el piso de arriba. Entonces pensé en la teoría de Lizzeth, Patricio había activado la trampa que debía de asesinar aquí abajo, por lo tanto era un lugar despejado.

La cortina se abrió, por ella se asomó Cristy completamente asustada y después de ello, un golpe repetitivo se formó detrás de la ventanilla de la puerta. Del otro lado estaba Lizzeth con un rostro preocupado, viéndonos a todos con sus grandes ojos marrones.

—¡¿Qué pasa Naúm?! —Escuché su voz desde el otro lado—. ¡¿Están todos bien?!

—¡Estamos vivos Lizzeth! —respondí gritando, si hablaba normalmente, Lizzeth no iba a escucharme, ni yo a ella—. ¡Al parecer todo está en orden aquí abajo y es seguro bajar!

—¡Voy para allá! —gritó y desapareció de su lugar al momento, seguramente para llegar lo más pronto posible con nosotros.

—Cristy —habló Donato y después de verla su mirada se desvió hacia Matías, nuevamente giró a ver a Cristy—, lleva a Matías a arriba, Naúm y yo debemos terminar de explorar este piso y asegurarles que todo estará en perfecto orden. Por favor.

Cristy asintió, le llamó a Matías y él corriendo se fue a su lado, Cristy le sonrió y tomó al niño de la mano para después subir.

Lizzeth venía bajando ferozmente, pero le dimos la misma advertencia para que volviera a subir. Parecía seguro pero Donato tenía razón, debíamos terminar primero de explorar todo el lugar.

Una vez que sólo nos encontrábamos Donato y yo aquí abajo, nos vimos el uno al otro y asentimos para indicarnos que era momento de avanzar. Todo estaba aún más oscuro que arriba, no se alcanzaba a ver el fondo del pasillo en el que nos encontrábamos. El cuarto era parecido al de arriba, de un lado las puertas cerradas del elevador, del otro lado dos puertas que seguramente daban a otros cuartos. En éste había sillas como si fuera la sala de espera, no era más amplio pero sí se veía más cuidado y limpio. Estaba colgado un cuadro en la pared a un lado del elevador con un reglamento. No quise leerlo todavía, quise primeramente adentrarme a los cuartos para explorar el lugar por completo.

Abrí una de las puertas, Donato abrió la que estaba al lado, me asomé y solamente había oscuridad, observé la que abrió Donato y también.

—Tú explora ése, yo exploraré éste —me dijo Donato y sin contestar, lo obedecí. Me adentré al cuarto perdiéndome en la penumbra del mismo.

Busqué por las paredes un interruptor hasta que lo encontré cerca de la puerta, encendí la luz que era demasiado potente, eran lámparas de tubo y grandes. Lo primero que vi fue un escritorio con artefactos médicos encima. Había una camilla con suero a su lado y muy limpia. Un estante con libros seguramente de medicina y cuadros con fotos. ¡Fotos!

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