Capítulo 8

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Cuando salí del cuarto lo primero que hice fue pensar en Lizzeth. Aún estaba enojada con nosotros por haber dejado ir al gato. Lo entendía, matar a un pobre animal que no ha hecho mal a nadie es un acto demasiado cruel, por lo menos al gato no le sucedió nada, pero si así hubiera sido, me hubiera arrepentido.

Caminé hacia ella, di media vuelta una vez que llegué al pasillo, estaba sentada encima del escritorio, recargada a la pared, Matías a su lado y Victoria de pie detrás de ellos.

Lizzeth me vio y de inmediato volvió a girar su mirada a un punto en donde no había nada qué ver, supuse que sólo quería ignorarme.

—Lizzeth —hablé una vez acercándome, ella no se inmutó por verme y permaneció rígida. Matías no comprendía del todo la situación y él sí me miraba alegre—, Victoria, Matías. Sé que estuvo mal lo que hicimos con el gato, pero deben comprender, al menos él podría mostrarnos una manera de salir.

—¿Lo hizo a caso? —Preguntó Lizzeth sin verme. Su voz sonaba fría y con un poco de coraje.

—No —respondí, Lizzeth fue levantando la cabeza lentamente hasta que sus ojos se cruzaron con los míos.

—¿Ya lo ven? —Dijo y brincó del escritorio, permaneció parada en su lugar—, dejaron morir a un pobre animal indefenso sólo para nada.

—El gato no murió —anuncié. Lizzeth me vio sorprendida pero no hizo ningún otro gesto—, el gato está a salvo. Se fue de nuestra vista.

—De igual manera Naúm, dejaron ir al pobre animalito.

—Lo siento Lizzeth —dije mientras me acercaba un poco más a ella—, yo al principio no quería, pero sentí que la decisión final era mía. Iba a quedar en un empate y por eso mejor decidí que bajara.

—Ya mejor olvídalo y agradece que al pobre animal no le sucedió nada —dijo y volvió a tomar asiento. Me quedé callado viendo a los tres hasta que sentí la mirada de Lizzeth nuevamente en mí, la vi—. Ya puedes irte con los demás Naúm, sigan realizando sus experimentos.

—Lizzeth debes entender que Naúm no tiene toda la culpa —dijo Victoria, Lizzeth la miró y apretó los labios.

—No —respondió Lizzeth de inmediato—, él no tiene toda la culpa, la tienen todos los que dejaron ir al pobre gato.

—Entiendo que quizá quieras mucho a los gatos —anunció Victoria—, a mí tampoco me gusta que sufran pero si no le sucedió nada, ya no hay motivo para que estés enojada. Y menos para que le hables así a Naúm, es mayor que tú. ¿Cuántos años tienes?

—Diecinueve. Y sí, amo a esos animales. —Lizzeth me miró y ahora noté un poco de pena en su rostro—. Naúm, siento por hablarte así pero es que no soporto el maltrato animal.

—No te preocupes Lizzeth. Lo único que te pido, es que seas fuerte ante cualquier situación, y tenga lo que tenga que pasar aquí debemos aceptarlo.

Lizzeth asintió, no la veía muy convencida pero sabía que debía actuar con un poco más con madurez si queríamos salir de aquí.

—La verdad no sé qué es lo que me sucede —dijo—, últimamente he estado irritada y de mal humor.

—¿Es por eso que venías a este hospital? —Preguntó Victoria un poco preocupada.

—¡No! —Soltó ella de inmediato, nos vio a ambos, a Victoria y a mí, también observó a Matías quien estaba atento a la plática—. Yo venía al hospital con mi novio, para... ¿Me prometen que no van a decir nada una vez que salgamos de este lugar?

Asentí, Victoria también lo hizo. La situación de Lizzeth ya me estaba preocupando un poco, me puse atento para poder escucharla con facilidad.

—Estoy embarazada —soltó y dio un fuerte suspiro—, no estoy preparada para ser madre y... —se detuvo un instante como dudando en contar lo siguiente pero finalmente lo soltó—, yo y mi novio decidimos abortar sin que nadie se percatara de ello.

HospitalWhere stories live. Discover now