Capítulo 7

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Permanecimos inmóviles, nos mirábamos el uno al otro con terror. El silencio estaba presente y sólo se escuchaban murmullos de las personas de ahí arriba.

—¿De dónde salió eso? —Preguntó Ricardo rompiendo el escalofriante silencio, dio media vuelta y se encaminó a las escaleras, comencé a seguirlo a paso lento—. Ese gato es imposible de crear un ruido de esa potencia. Hay algo maligno aquí abajo.

Ricardo subió las escaleras, eché un último vistazo a los casilleros y observé cómo se cerró la puertilla por donde salió el gato. No dije nada y mejor decidí subir junto a Ricardo, el gato caminaba tranquilamente por el borde del balcón hasta que bajó en la puerta. Ahí lo esperaban Cristy y Lizzeth, eran a las únicas que veía desde aquí adentro.

—¿De dónde demonios salió este gato? —Preguntó Cristy con enfado, no tenía por qué estarlo. Nadie lo había visto cuando bajamos, lo más coherente era que estuviera encerrado en uno de los casilleros. Lizzeth lo tomó en sus manos y comenzó a acariciarlo, Cristy lo miró con asco—. Llévate ese gato, no me gustan esos animales.

Lizzeth asintió y salió del cuarto, Cristy nos esperaba ansiosa. Llegamos a su lado y nos miró con duda.

—¿Qué fue lo que hizo el ruido? —Preguntó.

—No lo sabemos —respondí, Cristy nos miró extrañada y Ricardo salió del cuarto, lo seguimos con la mirada hasta que lo perdimos, Cristy volvió su mirada hacia mí—. Cuando bajamos lo único que encontramos fue a ese gato.

—¿En verdad no encontraron nada más que a ese gato? —Preguntó con preocupación, se asomó por el balcón y luego volvió la mirada a mí. Asentí confirmando que lo único ahí abajo era ese gato—, ¿crees que sea posible algún ente maligno? —Preguntó. Sus labios estaban pintados de un color rojo apasionante casi del color de su cabello.

—No lo sé Cristy —respondí, Cristy comenzó a caminar hacia la salida—, no tengo idea de nada de lo que sucede dentro de este lugar.

Salimos, Ricardo cargaba consigo al gato negro, lo miraba atento como queriendo encontrar algo en él, alguna pista, o algo que indicara de dónde salió.

—El gato es hermoso —escuché decir a Victoria mientras esperaba ansiosa al lado de Ricardo para tomarlo con sus manos. Ricardo no tenía intenciones de prestárselo.

—Ese ga, gato es el diablo —anunció la maestra Ximena y todos giraron a verla. Nos miraba con miedo y gran preocupación—, no creo que, se, sea bueno.

—Claro que no —dijo Lizzeth de inmediato, al parecer ella y Victoria eran las únicas personas contentas con el gato. A mí no me afectaba que estuviera aquí, pero no soy muy cariñoso con los animales. Donato y Doroteo no decían nada acerca de él, Doroteo se miraba completamente serio y su mirada iba de vez en cuando al cuerpo de Johana. Lizzeth tomó al gato de las manos de Ricardo y caminó con Matías para mostrárselo, Victoria caminó junto a ella.

—¿Cuánto tiempo creen que ese gato lleve aquí encerrado? —Preguntó Donato—, no está delgado, se ve fuerte y sano como para que estar aquí desde hace tiempo.

Donato tenía razón, en este momento se necesitaba la presencia de Patricio, él quizá hubiera sabido algo del gato. Me cuesta decirlo pero sinceramente Patricio era la única persona con conocimientos en el hospital, él podría haber resuelto muchas de nuestras dudas pero ahora ya estaba muerto y pronto, quizá nosotros también.

—¿Pueden prestármelo? —Preguntó Johana acercándose a Lizzeth. Matías ahora tenía al gato y estaba muy feliz de poder cargarlo. Me percaté de que ya todos se habían despojado de su bata, sólo Johana era la única que seguía con ella—. Yo soy veterinaria, puedo conocer su estado con unos simples toques.

HospitalWhere stories live. Discover now