Capítulo 28

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—Patricio nos engañó —fue lo único que mis palabras emitieron mientras que mis ojos miraban a Donato asentir.

—Ahora todo está más claro Naúm —dijo él.

—O más confuso —agregó Cristy—, esto quiere decir que la persona que nos metió aquí es Patricio Robles y que la niña es su nieta.

—Y Patricio el conserje es el padre de la niña —mencionó Lizzeth. Johana rebuscaba entre las fotos mientras atenta escuchaba nuestra conversación—, ¿cómo es que pudo haber muerto? ¿Con qué sentido?

—Creo que Patricio no es conserje —anunció Johana mientras nos mostraba una foto más. En ella se visualizaba a Patricio, con una bata blanca dándonos a entender que él no era conserje, sino también un médico más del hospital—. Patricio es un médico y nos engañó de cualquier manera.

—¿Y entonces por qué se suicidó? —Cuestionó Lizzeth.

—Quizá no lo haya hecho —respondí, todos desviaron su mirada hacia mí—, quizá ya tenían planeado que Patricio bajaría y nunca hubo una trampa aquí abajo, sólo lo hizo para engañarnos y que no bajáramos.

—¿Con qué sentido? —Preguntó Lizzeth.

—Porque seguramente aquí abajo esté la salida —respondió Donato—, por eso la pared falsa de aquel pasillo —señaló con su dedo como si desde nuestro lugar pudiésemos ver la pared falsa—, nos ha engañado para que creamos que es verdadera y nunca salir. Quizá la salida esté después de esa pared.

—Vimos su cabeza explotar —dijo Lizzeth atónita, no asimilaba que todo podría ser una trampa—, no creo que nos haya engañado. Además, el gato fantasma, ese es otro tema.

—Pero nunca encontramos su cuerpo —anuncié—, ¿qué fue del cuerpo de Patricio?

—Quizá esa cabeza era falsa —anunció Donato, agachó la cabeza y la levantó de nuevo al instante—. No puedo creer que hayamos caído en la trampa de esos malditos. Cuando salga de aquí lo primero que voy a hacer es matarlo con mis propias manos así como él lo hizo con mi hermano. No se saldrá con la suya.

Donato juraba venganza y se escuchaban tan verídicos sus planes. No iba a negarlo, también quería agarrar a Patricio y matarlo con mis manos, pero sabía controlarme y sabía que no tenía las agallas para llegar a matar a una persona a pesar de que la odie o me haya hecho mucho daño. Pero de Donato no estaba seguro, quería que recibiera lo que merecía pero no quería que Donato se manchara las manos de sangre sólo por venganza. Además, no podíamos querer vengarnos de alguien si aún no sabíamos si su vida continuaba o no.

Terminamos de revisar las fotos y ya no encontramos nada que pudiese darnos una pista, solamente eran más fotos del doctor Patricio, de su hijo y su nieta. Nuestra duda se aclaró cuando Lizzeth tomó un reconocimiento de calidad colgado en la pared, con el nombre de Patricio Robles Dávila, claramente debía ser el hijo de Patricio Robles Loaiza, y trabaja en el consultorio bajo del suyo.

—Hablando no vamos a aclarar completamente nada —dijo Donato caminando directamente a hacia la puerta, la abrió con sigilo y nos invitó a salir—, llegó el momento de actuar. Tenemos que ir por esa pared falsa en el fondo del pasillo, tumbarla y descubrir si ahí está o no la salida.

Cristy fue la primera en salir, Lizzeth y Johana lo hicieron después. Por último salí yo para después salir Donato y cerrar la puerta. Observé el pasillo hacia donde íbamos a dirigirnos, muy poco se alcanzaba a vislumbrar las puertas de las que Cristy habló. Si por lo menos tuviéramos alguna lámpara que nos indicará qué era lo que había del otro lado de la puerta podríamos adivinar su totalidad, pero no la teníamos, y en lugar de seguir pensando, debería seguir actuando. Observé el osito de Matías en mis manos y sonreí, antes de continuar primeramente debía devolver este osito a Matías, después de todo era de él y nunca se separaban.

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