Capítulo 14

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Como pasó con la maestra Ximena, mi vista parecía cambiar de realidad, no podía creer lo que mis ojos acababan de ver. Estaba paralizado mientras me acercaba con sigilo al cuerpo inerte de Victoria.

—¡Noooo! —Gritó Cristy cuando estaba cerca de él, se tumbó a su lado y lo giró quedando sus ojos viendo hacia la nada, expulsaba sangre de sus entrañas y de su boca, las puertillas permanecieron cerradas. ¿Cómo pudieron activarse justo cuando ella pasó por ahí?—. Victoria nooo, por favor. —Las lágrimas comenzaron a salir de mis ojos, a pesar de conocer a Victoria sólo unas horas, me di cuenta de que era una mujer fuerte, una guerrera, que siempre mantenía su esperanza de poder tener un hijo más a pesar de su edad y lo que decían los médicos.

Cristy me abrazó para darse fuerzas y sentía mi hombro vibrar cada que ella inhalaba fuerte al llorar. Cristy tampoco la conocía, pero habló con ella y estaba seguro de que también le tomó cariño.

Sentí pasos a mi alrededor, pero me mantuve abrazando a Cristy y observando el cuerpo de Victoria, no parecía real, cuando ves a una persona morir no estás consciente en ese momento de que ya no existe más. Pero lamentablemente era real, y Victoria ya no existía más.

—¡¿Qué está pasando?! —Gritó Lizzeth desde su lugar, le costaba levantarse y no quería pensar en lo que haría después de enterarse de la muerte de Victoria—. ¿Por qué gritaste Victoria?

Matías pasó frente a mí y se detuvo frente al cuerpo de Victoria, sus labios formaron una o y se mantuvo quieto, el osito resbaló de sus manos y cayó al suelo. Matías se hincó ante el cuerpo de Victoria y con sus pequeñas manitas comenzó a moverlo.

—Victoria despierta —le dijo con calma, era un niño y no comprendía muy bien lo que estaba sucediendo. Giró a verme y observé sus ojos café cubiertos de lágrimas—. Victoria está muerta señor.

—¡¿Qué?! —Gritó Lizzeth y sentí cómo trataba de enderezarse, no giré a verla, solté a Cristy y me dirigí a Matías. Él me abrazó estallando en lágrimas, ya no podía mentirle, tenía que saber la verdad.

—Ella se fue a descansar a otro lugar Matías —le dije, no iba a soltarle que estaba muerta y que pronto todos podíamos estarlo, así porque sí—. Ahora nos cuidará a nosotros y nos ayudará a ganar este juego. —Mis lágrimas caían y estaba seguro de que Matías no me creía del todo.

—Se murió como mi abuelo —dijo y apretó su cabeza en mi hombro para que nadie lo viera llorar—. ¿Por qué la gente buena se tiene que morir señor? ¿Por qué?

El cuerpo de Victoria comenzó a ser arrastrado, Ricardo lo movía y supuse que lo llevaría al piso de abajo. Un camino de sangre se iba formando a la vez que el cuerpo era arrastrado. Lo perdí de vista, cargué a Matías en mis brazos y caminé con Lizzeth, era momento de darle la terrible noticia.

—¿Dónde está Victoria Naúm? —Preguntó con lágrimas cayendo de sus ojos, me partía el alma ver a estos dos seres jóvenes así. Lizzeth se sentó en el escritorio con algo de dificultad y sus ojos se desviaron al pasillo tratando de entender lo que había pasado, al no ver nada volvió la mirada a mí—. ¡¿Qué le pasó a Victoria Naúm?! —Gritó desesperada. Mis palabras no salían para mencionar la simple palabra "murió". No era capaz de dar esta noticia y las palabras que le dije a Matías no eran las adecuadas para ella.

—Lo siento mucho Lizzeth —solté y ella comenzó a respirar más fuerte. Debía ser muy duro experimentar dos pérdidas en un mismo momento.

—No. —Fue lo único que salió de sus labios antes de que las lágrimas cubrieran sus palabras. Me acerqué a ella y la abracé por el costado para que ella pudiese abrazarme fuertemente y llorar sin pena, lo hizo y las palabras fueron intercambiadas por suspiros y lágrimas. Así estuvimos un buen momento cuando sentí que alguien se acercaba a nosotros, era Cristy. Su rostro permanecía inmóvil, sus ojos estaban achicados y sus labios formaban una curva hacia abajo. Nunca la había visto así.

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