Capítulo 38

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Capítulo 38

Antonella

¿Qué es el amor?

Puedo decir, por experiencia propia, que es un estado de real aturdimiento, o atontamiento, si es que existe esa palabra, pues me pongo tonta de una forma muy especial y ridícula.

Hoy Diego no vendrá al colegio por Marcus, y en su reemplazo vendrá la linda de Ambra a jalarme el cabello, por lo que lo cepille muy bien esta mañana para que se lleve la mejor versión de mi cabellera... Nah, mentira, a veces mis pensamientos bromean conmigo y obvio, no podía dejar de burlarse de mi desgracia. Roberta retirará a Marcus, y aunque es una mujer encantadora, no se compara con el bombón de Diego, al cual extraño con el alma, aunque sé, es totalmente ridículo, porque lo veo todos los días, pero creo que, así es el amor, en cambio a Bruno, en nuestros mejores momentos...

«¿Cuándo hubo buenos momentos?»

En fin, lo que extrañaba de él era su ausencia, esa inexistencia por la cual gritaba, por dentro obviamente, que apareciera para no verle la cara de amargado. Con este enredo de pensamientos se me viene el recuerdo de esta mañana; su mirada terrorífica, lista para ser estrenada en Halloween.
Estoy más que consciente de que Bruno jamás estuvo enamorado de mí, sin embargo, no logro entender como o porque no hizo nada cuando me vio con Diego, aunque yo en su lugar tampoco lo haría, y lo digo al comparar el tamaño de los dos, para ser exactos, Diego es alto y fornido, y él es bajo y fofo. Después de mis conclusiones de musculatura, sigo asustada, porque Bruno es obstinado, y yo para él era de su propiedad, era como un mueble viejo y feo, pero de él.

Sacudo los malos pensamientos y me concentro en lo bueno que ha llegado a mi vida. Mi hermano que está presente para cuidarme, Cinnia, Roberta que está entrando en mi vida, Marcus que es un chico maravillo, y él...

—¡Antonella! —escucho retumbar en mi cabeza—. ¿Ya estás en otro mundo?

Miro a Cinnia afirmada en el marco de la puerta, con los brazos cruzados y su típica elevada de cejas.

—Estaba pensando en Bruno —confieso. Bueno también en Diego, pero no es novedad.

—¿Arrepentida de haberlo dejado por el encantador, sexy, hermoso y guapo de Diego? —bromea.

—Si —respondo seguido de un suspiro—. Hoy lo vi en el colegio.

—¿Aquí?

—Estaba abrazada a Diego —digo, pensando en que Bruno jamás supo que tenía un amante—, y él me estaba mirando con cara de demente. Solo sonrió y se subió al auto.

—Es extraño, aunque cabe la posibilidad de que no se haya acercado porque sintió miedo al verte acompañada, pues él parece un insecto al lado de Diego.

—Puede ser. Bruno parece una cucaracha panzona —comento—. Pero ¿sabes? Talvez no se acercó porque no quería nada conmigo, sino que perdió el empleo y está buscando trabajo de maestro, o, busca colegio para algún sobrino.

Cinnia levanta un ceja y me mira curiosa, a veces me pregunto porque me mira así, en fin, no la cuestiono.

—¡Tú estás loca! —exclama dejándome perpleja, pues yo no la cuestiono y ella me dice loca—. Es imposible que Bruno venga a pedir empleo de maestro, porque él no lo es. Si hubiese perdido su trabajo estaría buscando en el rubro en el que estudió.

—Si —logro decir antes de continuar con mis ocurrencias—. ¿Entonces está buscando colegio para un sobrino? ¿Piensas en la misma teoría que yo?

—¡No Antonella! —exclama—. No pienso en tus teorías, ni la una, ni la otra... Si Bruno necesitara un colegio para un supuesto sobrino, él jamás vendría a mi colegio, porque me odia.

MIRAMEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora