Andrea estaba sentada en su cama, Samuel le había dado el día libre ya que pensaba pasarlo con su hija, o por lo menos iba a tratar, desde aquel día parecía otro, ya casi no hablaba ni con ella, ni con nadie, no iba a trabajar y se encerraba por horas en su despacho,. A pesar de que al principio le pareció lo mejor ya que así no tenía que soportar su mal humor. en ese momento ya no estaba segura si eso era lo que quería. Y cada vez que lo veía se le hacía un nudo en el estómago al verlo así.
Andrea: ¿Bueno?.-pregunto al tiempo que contestaba su móvil.
Armando: Mi amor, hola!-dijo a través de la línea y ella dibujo una ligera sonrisa.
Andrea: No sabes lo que esperaba tu llamada, el fin de semana me la pase pegada al móvil, porque no me habías llamado?
Armando: Digamos que me surgió algo de última hora y bueno, lo tuve que resolver. Pero siempre estuve pensando en ti cuéntame ¿Cómo te ha ido en tu trabajo?
Andrea: Bien, muy bien, aunque a Sam.. a mi jefe le surgió un cierto problema que me tiene muy mal. Me recuerda a mis padres, el se ve muy mal por su esposa y bueno...ella no quería que ellos sufrieran por su enfermedad, tal vez por eso me siento mal de verlo sufrir.
Armando: Te entiendo mi amor, lo de tus padres fue muy triste.-dijo y una pequeña risita acompañada de besos se escucharon atreves de la línea, lo que hizo que Andrea cerrara sus ojos y soltara un suspiro.
Andrea: ¿Estas con alguien cierto?-pregunto algo decepcionada.
Armando: No, es la televisión. La estoy viendo y bueno...
Andrea: De verdad crees que soy tan estúpida cierto?
Armando: Bueno, este mis amigos ya sabes como son, me pagaron a una mujer y...soy hombre, además llevo casi medio año aquí, sin tu compañía...
Andrea: Yo también estoy sin tu compañía y no te estoy poniendo los cuernos con el primero que vea!
Armando: Mi amor esto para mi no es nada, Andrea ya lo hemos hablado, solo es desahogo.
Andrea: Adiós Armando.-dijo y colgó sintiendo que las lágrimas comenzaban a invadir sus ojos.-Porque siempre es lo mismo contigo....
Ya había pasado casi una semana desde que Andrea le conto a Samuel lo que había pasado con Aime, al principio el no sabia si debía decírselo a su hija, pero lo consideró lo mejor, le costo trabajo, más al ver la confusión y terror en los ojos de su hija con cada palabra que le había dicho, trato de ser lo más considerable y menos preciso pero al fin de cuentas su hija lo entendió perfectamente. "Su madre se iba a morir"
Lo había atacado con preguntas, miles y cientos de ellas pero al fin de cuentas el había procurado contestárselas lo mejor que pudo.
Ahora se encontraba encerrado en su estudio, parado frente a la ventana mientras hablaba con un investigador, al parecer el ya tenía la dirección de donde estaba Aimé, pero no era nada en concreto todavía, aun no sabía si realmente era ella, por lo que Samuel se estaba poniendo de acuerdo para ir al lugar.
Samuel: Ok entonces en un par de horas me tienes ahí, por favor no te despegues de ese lugar hasta que yo llegue y cosa que consideres importante me lo comunicas inmediatamente.-dijo mientras se comenzaba a pasear de un lado a otro.
Héctor: Por supuesto señor.-dijo y colgó.
Camila: ¿Encontraron a mamá?-pregunto parada desde la puerta del despacho y Samuel la miro por unos minutos hasta que por fin afirmo con un movimiento de cabeza.-Quiero ir a verla! ¡Por favor papá déjame ir con ella, quiero verla y abrazarla!!
Samuel: Mi amor, espera, no te hagas ilusiones que aún no sabemos si realmente es ella, el detective nos dijo que se parece, pero ahora no está igual que la foto, así que no quiero que te hagas falsas esperanzas ¿sí?-pregunto llegando a donde estaba ella y Camila sintió abrazándolo.
Camila: Yo solo quiero estar con mi mamá, y que todos estemos juntos.-dijo y a Samuel se le hizo un nudo en la garganta.
Samuel: Así será peque, estaremos todos juntos, es una promesa.
Camila: ¿Y Andrea?-pregunto haciendo que Samuel se separara y la mirara un poco confuso.
Samuel: ¿Porque preguntas por ella?
Camila: No se, se me hizo extraño que no viniera, ya que siempre este aquí, además me la he pasado muy bien en los últimos días, creo que tenías razón, si había cooperación de mi parte ella y yo nos íbamos a llevar muy bien.-dijo dibujando una ligera sonrisa.-Además me ha apoyado mucho con el tema de mi mamá, ella y yo nos pusimos a investigar que era el cáncer de pulmón, así sé que tan malo es lo que tiene.
Samuel: Si, así es, Andrea ha sido de gran apoyo ¿no?-pregunto sonriendo.
Camila: Si papá.
Samuel: Le pedí que se tomara el día libre, ya que tu y yo íbamos a pasar el dia juntos, no vi en la necesidad de que se quedara, aunque ahora vamos a ver si esa mujer que encontraron es Aimé, así que vamos.-dijo tomándole la mano y ambos salieron de la casa para ir al auto.
El camino era largo, pero por cada kilómetro que iba avanzando el chofer, Samuel daba más y más con la dirección a donde iban, hasta que llegaron al pequeño pueblo, y si, como lo había supuesto ese lugar era en donde había conocido a Aimé, ahí vivían sus padres y una parte de él se enfureció por el echo de que no le avisaran nada de lo que estaba ocurriendo con ella, a pesar de que él les había dicho que se había marchado de la casa dejándolo solo con la niña.
Chofer: Llegamos señor.
Camila: ¿Este es el lugar papá?-pregunto cuando llegaron y Samuel miro la amplia y larga entrada de la casa que tenían enfrente.
Samuel: Si, hija, este es el lugar, y ahora estoy seguro que aquí esta mamá.-dijo con una leve sonrisa pero por dentro se sentía invadido por una extraña sensación de nostalgia. No sabia en que condiciones podría encontrar a Aimé, así como tampoco quería que su hija viera eso.
Camila: Estas bien papito?-pregunto tomando la mano y el asintió mientras caminaban a la casa.
Tomo aire al estar frente a la puerta y toco, para esperar que le abrieran, había estado tanto tiempo en esa casa, sin embargo ahora le parecía como si fuera la primera vez que estaba ahí. Bajo la mirada hasta su hija, quien le estaba sonriendo y el también dibujo una pequeña sonrisa mientras la puerta se abría.
Samuel: Señora Francisca.-dijo serio.
Camila: ¡Abuela!-grito abrazándola mientras la señora las miraba perpleja.
Samuel: Venimos por Aimé...
