30.-No te vayas

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Samuel estaba en el estudio, por primera vez leyendo algo que no tenia nada que ver con trabajo, era más bien algo divertido, unos relatos que encontró dentro de un libro los cuales narraban la historia de un viaje, era entretenido y lo mejor era que le hacia olvidar de todo lo que estaba pasando.

Cuando termino cerro el libro y lo dejo en el mismo lugar en donde lo agarro, se volvió a sentar frente a su escritorio y soltó un suspiro de agotamiento, sabia que había echo mal en hablarle a Andrea de esa forma tan fría y pesada, había vito cierto dolor en sus ojos cuando lo miro y se sentía muy mal de saber que eso lo había provocado él.

Pero cuando ella le había dicho que se iba fue como si algo dentro de él se enfadara, como si le estuvieran rebatando algo que le pertenecía y a lo cual no quería renunciar, al principio pensó que era porque su hija se había marchado por primera vez sin el, y ahora ella le había salido con eso, pero la verdad era que no era exactamente así, él no quería que ella se marchara.

Andrea por su parte se paseaba de un lado a otro, estaba nerviosa y no se dejaba de lamentar por lo que había echo, pensaba que había echo mal en decirle las cosas así a Samuel, tal vez estaba siendo una malagradecida, ya que el la había apoyado incondicionalmente y en el momento en el cual ella más necesitaba de ayuda, y ahora le salía con que se iba a ir, por supuesto que Samuel se iba a enojar con una cosa así.

Pero lo que más le había dolido era el que Samuel la hubiera dejado ir así sin más, hasta había parecido como si ya quisiera deshacerse de ella, como si estuviera deseoso de que lo dejara a él y a su hija, eso era lo que le había dolido.

Andrea: Y me duele por que en el fondo tenia la esperanza de gustarte de verdad, guardaba la esperanza de que tu te enamoraras de mi algún día. O estuvieras enamorado de mi ahora y por ese motivo mi ayudabas...pero no fue así, tu nunca dejaras de amar a tu esposa.

Tal y  como ella lo había pensado antes, Samuel solo la ayudo por lastima, lo que hacia un buen hombre o una buena persona por una mujer que la estuviera pasando mal.

Samuel: ¿Andrea puedo pasar?-pregunto tocado la puerta y ella alzo la mirada para después levantarse de la cama.

Andrea: Voy.-dijo cuando él volvió a tocar la puerta, y ella la abrió.

Samuel: Puedo pasar?-pregunto y ella asintió abriendo la puerta de par en par, y cerrándola cuando él ya había entrado a la habitación.

Andrea: ¿Que se te ofrece?

Samuel: Pedirte perdón por como te hable esta mañana, no me pareció correcto y lo lamento, no me debí portar tan mal contigo, pero...me sorprendió lo que me dijiste y la verdad no me pude preparar para reaccionar como era debido, al saber que te ibas perdí la compostura.

Andrea: No tienes nada de que lamentarte, creo que fui muy malagradecida y egoísta contigo. Tu me brindaste tu apoyo y yo ni bien paso lo de Armando te quiero dejar, creo que también fue algo incorrecto de mi parte, una grasería.

Samuel: Igual no estuvo bien la forma en que te hable, y con respecto a lo que me dijiste me parece muy bien que quieras volverte independiente y comenzar una nueva vida, una nueva etapa pero...igual no deja de doler.

Andrea: ¿Doler?-pregunto con el ceño fruncido y Samuel la miro dibujando una ligera sonrisa.

Samuel: Si, el que tu te vayas es algo difícil para mi, me había acostumbrado a tu presencia y ahora que ya no estas, pues no se, me da pesar y te extrañare mucho.

Andrea: Pensé que esto también te serviría a ti.-dijo y el sonrió.

Samuel: No del todo, porque yo ya se lo que siento por ti.-dijo tomándole la mano.

Andrea: ¿Y que sientes por mi?-pregunto y el la observo por unos segundos. Pensaba si era buena idea que le dijera en ese momento, ya que ella tenia planes muy distintos para su vida.

Samuel: Esto.-dijo acercándose a ella y la beso.

Fue un beso delicado, apenas se unieron sus labios y la cabeza de Andrea comenzó a dar vueltas y con ello todo pensamiento coherente que había en su mente, se sintió irremediablemente perdida la boca de Samuel era cálida, firme, humilde y delicada, y ahora estaba sobre la suya atrayéndola haciendo que todo su cuerpo temblara.

El acaricio su lengua con la suya, jugando, invitando, mezclando su sabor intimo con el de ella, era una lengua suave que se deslizaba fácilmente por sus labios y que la hacia sentir como si estuviera cayendo por una cascada a un estanque de liquido caliente y sensual. Cuando los brazos de Samuel rodearon su cintura ella se aferro a sus fuertes brazos, la ansiedad y rendición se apodero de ellos y los impulsaron a besarse con mayor intensidad y profundidad.

De pronto ella sintió una extraña sensación en el estomago, tenia ganas de llorar y de reír al mismo tiempo, el solo pensamiento la hizo extrañarse, quien reía mientras lloraba? Pero así se sentía ella, todo lo que había pasado, había sido algo difícil pero no lo había superado sin Samuel y ahora que el la estaba besando de aquella forma y exploraba tanto su boca como su cuerpo de la manera que lo estaba haciendo le provocaba mil emociones intensas.

Por fin cuando sintieron que les faltaba el aire se separaron y Samuel pego su frente a la de Andrea tratando de controlar su respiración, sin soltarla de la cintura.

Andrea: Samuel...

Samuel: No quiero que te vayas.-dijo en tono firme y seguro.-Por favor, puedes volverte independiente y segura estando conmigo, puedes cambiar estando a mi lado y al lado de mi hija pero no te vayas.-susurro y Andrea se quedo en silencio por unos segundos.

Andrea: ¿De verdad no quieres que me vaya?

Samuel: No, quiero que te quedes, aquí conmigo. Por favor quédate conmigo.-dijo y Andrea sonrió abrazándolo con fuerza.

Andrea: Te amo Samuel, te amo y yo tampoco me quiero ir de tu lado...

¡HERMOSO DESASTRE!Where stories live. Discover now