13.-Por favor

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La señora los miro perpleja, no sabia que decir o que hacer en ese momento, la mirada de samuel era dura, llena de reproche y furia, tenia ganas de matarla si era posible, le habia dolido en el alma pensar que Aime se habia marchado, así como tambien lo habia destruido saber la verdad. Pensar que en todos esos meses pudo haber estado con ella, en lugar de aldecirla, pensar que todos esos dias en los que Aime paso sola en una cama sin la compañia de los seres que segun ella más amaba lo hacia llenarse de coraje.

Samuel: ¿Entonces señora?-pregunto acercando más a la niña y la señora miro a Camila quien le sonreia sin saber lo que estaba pasando.

Francisca: Por favor samuel, si mi hija se fue es porque ella no quiere saber nada de ustedes, no quiere que la vean así, es mucho pedirte que respetes su...

Samuel: Usted es la que menos favores tiene que pedir, y si estamos aqui es porque nos enteramos de toda la verdad y queremos verla, se que conmigo nunca se han llevado bien, pero hagalo por Camila, ella la necesita, y quiere ver a su mamá.-dijo y Francisca miro a la pequeña copn al go de remordimiento.

Francisca: Muy bien.-dijo conteniendo la respiración y miro atentamente a Samuel.-Camila, mi vida porque no te adelantas con el abuelo para que te lleve a ver a mamá.

Camila: Esta bien abuela, gracias.-dijo sonriendo y se fue corriendo hacia la casa.

Francisca: Samuel, mi hija ya no está bien.-comenzó a decirle mientras sus ojos se llenaban de lágrimas.-El doctor nos aseguró que si mucho vivía, eran un par de semanas más. –dijo y Samuel apretó los puños sintiendo un dolor fuerte en el pecho.

Samuel: ¿Por qué no me lo dijo?-pregunto con resentimiento.-Yo le conté la situación, le dije que ella se había marchado con otro, que iba a comenzar una nueva vida ¡Y no me lo conto! ¿¡Porque?!

Francisca: Porque ella no quería. No quiso y en este momento tampoco quiere, estoy segura Samuel. No quería que la vieran así, cometiste un grave error al traer a la niña.

Samuel: ¡No! Ella debió contarme, por eso somos un matrimonio! Para apoyarnos pero ella no confió en mi!-grito con desesperación mientras se sentaba en una de las bancas del jardín.-Yo la hubiera llevado con los mejores médicos, hubiéramos visto los mejores tratamientos, yo no la hubiera dejado morir. Yo la amo.-dijo comenzando a llorar.

Francisca: Lo sé, pero su estado era muy grave, ella se dio cuenta cuando ya el cáncer la había invadido, ella no quería que la vieran postrada en una cama, como está ahora, quería que la recordaran bella, hermosa, querías que su hija la recordara así, y que tú la recordaras como la mujer trabajadora y luchadora que era.-dijo y Samuel negó limpiando sus lágrimas.- ¿¡Crees que es fácil para mi ver morir a mi hija?!-grito comenzando a llorar.-¡No Samuel, no es fácil, no sabes lo que es verla ahí, postrada en una cama y que no tenga ni la fuerza para levantarse, ver que cada día está más débil y que día con día su vida se le va de las manos y no poder hacer nada para ayudarla. Cada vez que la veo así siento que un pedazo de mi alma se va junto con ella. No sabes lo que es para una madre ver morir poco a poco a su hija, es un tormento, una agonía lenta Samuel, es como una herida que cada día se abre más y más.

Samuel alzo la mirada para ver a la mujer que lloraba a mares, tenía razón, si para el que era su esposo le parecía imposible la vida sin ella, estaba seguro que para ella era muchísimo más difícil. Sin decir nada la abrazo y lloro con ella, acompañándola en su dolor.

Camila: ¡Papi! Mi abuelito no quiere dejarme entrar.-grito mientras corría de regreso hasta ellos. Y miro como su papá se limpiaba las lágrimas.-Papá otra vez estas llorando. ¿Por qué?

Samuel: Por nada mi amor, ven, vamos a ver a tu mamá.-dijo mirando a la señora y ella asintió.

Francisca: Vamos.-dijo y todos fueron a dentro en donde el señor estaba parado desde la entrada de la puerta de su hija, y miro a su esposa perplejo cuando la vio llegar con ellos.

Diego: Francisca...

Francisca: Déjalos, tienen derecho.-dijo con voz calmada y su esposo obedeció dejándolos entrar.

Cuando la miro el corazón y el alma de Samuel cayeron directo al suelo, a él le temblaron las rodillas y tuvo que hacer un gran esfuerzo por mantenerse en pie, sus lágrimas comenzaron a aparecer y comenzó a hacer grandes esfuerzos por respirar, ya que sentía que se ahogaba.

Aimé estaba en una cama, con los ojos cerrados y conectada a una máquina que controlaba su respiración y su pulso cardiaco. Estaba pálida, muy pálida, tenía el cabello maltratado, su piel se le pegaba a los huesos de lo delgada que estaba, el contorno de sus ojos tenía un color morado verdoso y sus labios estaban partidos y resecos. Samuel se acercó a ella a paso lento mientras que su hija corría hasta llegar a su lado y tomarle la mano.

Camila: ¿Porque esta así?-pregunto asustada mientras la miraba y Samuel sintió un nudo en la garganta.-¿Mamá? ¿Mamita, me escuchas?-pregunto acariciando la mejilla de Aimé, y la abrazo fuerte.

Samuel: No la vayas a lastimar.-dijo acercándose a ella y Camila aflojo un poco su fuerza.

Samuel llego a donde estaba Aimé y la miro atentamente sin poder creer que ella era la que estaba en esas condiciones y en esa cama, se negaba a creerlo, cerró los ojos dejando escapar unas lágrimas y deseando con todas sus fuerzas que no fuera ella, pero fue tonto, cuando los abrió ahí estaba Aimé, su Aimé. Le tomo la mano y le dio un suave beso en la palma, como tantas veces lo hizo cuando eran un matrimonio. A ella ese acto le encantaba y él no quería otra cosa más que complacerla.

Aime: Sa...Samuel.-susurro abriendo los ojos y cerrándolos de nuevo, le dolían y pesaban tanto que quería permanecer con ellos cerrados.-No debiste venir, como te enteraste?

Camila: Mami!.-grito con lágrimas y Aimé abrió un poco más los ojos sorprendida.

Aime: ¿Camila? No Samuel, no...no debiste traerla.-dijo comenzando a toser y Camila la miro sin comprender porque su mamá no quería que ella estuviera ahí.-Tienen que irse 'por favor.

Samuel: No, no nos vamos a ir, y no digas eso delante de la niña.-dijo con voz tranquila y beso su frente.-Aimé te necesitamos, no nos puedes echar de tu lado, no me importa cómo te veas, yo siempre te amare, sea como sea. Y no quiero separarme de ti, ni tu hija quiere.

Aime: Pero yo si quiero que se vayan, por favor.-dejo con lágrimas en los ojos.-No quiero que me vean así, no quiero verlos, papá por favor no quiero que estén aquí.

Samuel: No Aimé...no nos puedes hacer esto.-dijo tomándole la mano mientras sus lágrimas comenzaban a caer por sus mejillas.

Camila: Mamá yo no me quiero ir de aquí, quiero estar contigo.-dijo haciendo más fuerte su abrazo y Aime comenzó a llorar.

Aimé: ¡Papá!-sollozo y Diego se acercó a Samuel para tomarlo de los brazos.

Samuel: No, suélteme!

Diego. Samuel por favor comprende.

Samuel: No! Comprenda usted, es mi esposa!!-grito con dolor.

Diego. No hagas un escándalo delante de la niña.

Aimé: Camila, te amo mi bebé, pero no quiero que estés conmigo por favor ve con tu abuela.-susurro mientras alzaba una mano y le acariciaba el cabello.-Por favor hazlo por mami, sé que ahora no me entenderás, pero confió que lo haras cuando crezcas. –dijo y Camila se separó de ella llorando.

Samuel: Aimé...-dijo mirándola con dolor.-Aimé mi amor te amo.

Aimé: Y yo a ti...-susurro con una leve sonrisa mientras Samuel comenzaba a salir después hizo una mueca de dolor y se mordió los labios para no gritar del dolor que le venía no quería que la escucharan y mientras trataba de soportar sus lágrimas iban cayendo...

¡HERMOSO DESASTRE!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora