Capítulo 27

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Bastián se queda callado al igual que yo, tal vez esperando que yo comience a hablar pero la verdad no sé qué decir, no sé cómo funciona esto así que prefiero este silencio incomodo a decir alguna estupidez, aunque tampoco es que pueda quedarme callada toda la sesión.

— ¿Consideras que tu niñez fue feliz? — pregunta él, al fin se dignó a hablar porque yo no iba a hablar primero.

—Sí, creo que mi infancia fue perfecta y no por el hecho de que no hubieran problemas o cosas así, más bien creo esto porque mis padres siempre me enseñaron a ver el lado bueno de la vida.

— ¿Algún recuerdo de esa época que te haga feliz?

—Ummm creo que cada atardecer de los viernes, esos eran días especiales.

— ¿Por qué?

—Porque mi padre llegaba y siempre pedía comida rápida, nos sentábamos mamá él y yo en el sofá y veíamos películas— recordar esto hace que algunas lágrimas caigan libres por mis mejillas, no es de tristeza que lloro sino de felicidad, cuanto quisiera que eso se repita pronto...o que al menos se repita.

— ¿Con quién tienes más apego con tu padre o tu madre?

—Amo a mi madre y creo que ella es maravillosa, pero siempre he sido más pegada a mi padre, él es el hombre ideal, amo como nos cuida a mi madre y a mí y sobretodo como siempre se las ingenia para hacernos reír aunque estemos enojadas, creo que todas deberían tener un padre así, porque cuando tu padre es un buen hombre tus estándares para conseguir una pareja se elevan y de seguro conseguirás alguien igual o mejor.

—Entonces tu vida ha marchado bien en tu infancia, ahora cuéntame de tus amistades de esa época.

—Prefiero no hablar de eso— no creo poder hablar de ello sin echarme a llorar.

—A veces es bueno sacar de adentro los pesares que llevas en el alma.

—Es algo muy duro para mí—él se queda callado, tal vez espera que comience a hablar y al parecer le ha funcionado el truco—tuve un mejor amigo desde niña, él era hijo de los amigos de mis padres, también tenía un hermano mayor pero a él casi no lo recuerdo, pero en cambio con Frank fui muy unida hasta que un hecho nos separó, lastimosamente nos separó para siempre.

— ¿Fue alguna pelea?

—No

— ¿Entonces? —estoy cansada de no hablar de esto, necesito sacarlo de mi interior porque de lo contrario explotaré.

—Él se suicidó, creyendo que nadie lo aceptaría como era, estaba tan equivocado, yo lo quería tal y como fuese, aunque él no me había contado nada acerca de eso... me entere por medio de la carta que dejo para mí, no cambio nada, él era mi mejor amigo de toda la vida, no cambiaba nada el hecho de que fuera gay o no, pero me he sentido culpable desde ese entonces ya que yo no me di cuenta a tiempo para poder apoyarlo,

—A veces llegan a nuestras vidas situaciones que no pueden ser controladas por nosotros, como ésta por ejemplo, por más que te sientas culpable debes saber que cada quien forja su destino, aunque creas que el que lo hubieras sabido antes pudiera haber cambiado algo lamentablemente no es así, no te mortifiques con el pasado que no podrás cambiar, más bien piensa en que camino tomaras para tu futuro.

—Lo sé, pero después de tanto tiempo y aunque pasen mil años más el seguirá siendo parte de mí como las estrellas son parte del firmamento—digo mientras cientos de lágrimas se apresuran a salir de mis ojos sintiéndose libres bajando por mis mejillas, de esta misma manera se siente mi alma, más liviana como si me hubiese sacado de encima un gran peso.

DIARIO DE UN PECADORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora