Capítulo VI.

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El desayuno era muy típico en la casa de los Clarkson.

Podía ver a Skeeter sentada frente a Luke y a ambos lados de la mesa, supongo, los padres de Luke. Se reunían para comer el desayuno más común en Charwood: tostadas con aceite y tomate, salchichas espiraladas, huevos fritos con verdura y jugo de arándanos. El país era bien conocido por sus tomates y arándanos, pero sobre todo por sus salchichas espiraladas con mostaza y orégano. Prácticamente un tesoro nacional.

—La comida está deliciosa, tía —dijo Skeeter.

La mujer de pelo oscuro sonrió, asintiendo con la cabeza y tomando su vaso de jugo. —Bueno, gracias, querida. Sé que ustedes dos tienen clases muy temprano hoy, así que no quería que se fueran con el estómago vacío.

—Gracias, mamá, pero podríamos haber comprado algo en el camino.

—¡Disparates! —Dijo la señora Clarkson mientras ponía más tostadas en el plato de su hijo—. No hay mejor comida que la hecha en casa. ¿No es cierto, Dennis?

—En efecto, cariño. —El hombre apuesto le sonrió a su esposa y siguió leyendo el periódico con una taza de café en la mano.

Skeeter comprobó el teléfono y empezó a comer más rápido, limpiándose la boca con una servilleta y mirando la hora otra vez. —Bueno, si no nos vamos ahora llegaremos tarde, así que deberíamos ponernos en marcha.

—Bien. Déjame sacar mi mochila. —Luke comió una tostada más y se levantó.

—¡Pero casi terminan sus desayunos! ¿Los van a dejar así? —La mamá de Luke se levantó también y miró a su familia con ojos preocupados—. Unos minutos más no pueden lastimar, chicos.

—Pero lo hacen, tía —Señaló la chica mientras tomaba su mochila del sofá—. Si no llegamos a la estación de trenes a tiempo, perderemos el tren.

La mujer suspiró pero luego aceptó y buscó las llaves en el sostenedor. —Entonces aprovecharé de abrir la tienda. Tengan cuidado, ¿está bien?

—Como siempre. —Luke volvió con sus cosas y sonrió a su mamá mientras se ponía su abrigo, pero luego se quejó en voz alta porque el torpe con pies de nabo se golpeó con el mueble de la sala al caminar.

—Puedo verlo. —Su madre asintió con una sonrisa divertida.

La señora Clarkson los despidió en la puerta de la tienda mientras caminaban hacia la estación de tren, en el mismo lugar donde Luke se encontró con Ellie anoche y hablaron de nuevo como un par de calabazas lindas, y si era honesto conmigo mismo, me sentía bastante confiado con cómo iba esto. Podía casi saltar de la felicidad y volar hacia las estrellas para gritar que todo iba sin problemas, que iban a salir el sábado y que iban a acercarse el uno al otro.

Halcyon.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora