Capítulo X.

3.6K 352 225
                                    


¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Ellie dijo hace unas noches que uno de sus sueños era ser la voz de una princesa de Waltney, y para ser justos, esta noche ella estaba lo más cercano a alcanzar ese sueño porque parecía una. Su sonrisa era tan brillante como siempre, riendo y tomando fotos con sus amigos e invitados especiales mientras el tiempo se acercaba al inicio de todo, pero esta vez había un poco de nerviosismo típico; algo que era natural en los seres humanos antes de que algo grande estuviera a punto de suceder, agarrando partes de su vestido y luchando contra la necesidad de morderse el labio mientras el reloj seguía marcando.

—Seth, siento que voy a vomitar. —Eso no sonaba tan elegante.

—Vamos, nena, no lo hagas. Lo haces bien como Éponine.

—Eres una increíble Éponine. —Una mujer de cuarenta y tantos la tranquilizó, agarrando sus manos y dándole un pequeño apretón con una suave sonrisa—. Créeme, cariño, entre las dos Éponines que hay en esta habitación, yo soy la que debería estar nerviosa. No he hecho esto en años.

—Pero usted es Padma Adarsh, la leyenda viviente del circuito teatral.

—Me halagas, cielo, pero ahora soy una madre orgullosa y nada más. Las estrellas actuales son leyendas en desarrollo. —Ella le guiñó un ojo.

—Hakuna matata²⁰, monstruo —dijo Seth como final—, estará bien.

Todo el mundo estaba ocupado haciendo cosas y con razones porque los asientos estaban empezando a llenarse de gente y por lo que escuché, esta noche era una casa llena. Entre los cientos de personas, pude ver a Luke en los pasillos con un traje oscuro sobre una camisa gris y una caja de galletas surtidas en sus manos. El pobre tipo estaba hecho un manojo de nervios.

Afortunadamente, no necesitaba hacer ningún intento de conversación porque era un espectáculo normal primero y estaba a punto de comenzar. En alguna parte del Acto I, Ellie encontró a Seth en los pasillos tras bastidores después de cambiarse a Éponine y el muchacho puso la mano sobre su pecho en una manera solemne, poniendo una cara como si estuviera cantando el himno.

—Vendí mi alma a Dios, lo sé, y para asegurar mi fe —Cantó tan similar como le fue posible al actor que estaba cantando en el escenario ahora mismo y Ellie sólo parpadeó con los brazos cruzados—, me pone a prueba hoy, aquí. Tal vez ya decidió por mí. ¿Quién soy yo? ¿Quién soy yo? ¡Soy Jean Valjean!

—Muy bien, Marius, cálmate. Aún no conoces a tu suegro.

Ambos debían hacer sus primeras apariciones como sus personajes principales, y en su camino al escenario aprendí que la muchacha con los cabellos dorados era más supersticiosa de lo que el ojo podía encontrar. Pasaron por una puerta de madera en los pasillos y sus elegantes dedos tuvieron la necesidad de tocarla, y después de eso, ella saludó a uno de los hombres del personal y se sintió más preparada cuando el tipo deseó que se rompiera una pierna. Por extraño que fuera, vi lo mismo pasando la última vez que entré aquí, y por alguna razón, ese pequeño ritual suyo la hizo sentirse tranquila cuando llegó el momento de cantar «The Robbery».

Halcyon.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora