Capítulo XI.

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«Ella no estaba exactamente segura cuándo sucedió. O incluso cuándo comenzó. Todo lo que sabía con certeza era que aquí y ahora, estaba cayendo y sólo podía rezar para que él se sintiera de la misma manera.»

-Nicholas Spark.

A lo largo de los días, siempre pensé que si había pizza en el lugar, entonces había felicidad. Y tal vez había, pero también había un montón de incomodidad.

Tomaron una de las mesas redondas en un lugar llamado PizzaManía, que estaba muy lleno porque era fin de semana y mucha gente hablaba alrededor de ellos excepto ellos; por alguna razón todo lo que hacían era esperar su pedido con ojos vergonzosos mientras una voz suave cantaba en el estéreo.

—¿Cómo está tu salud, papá? —Ellie mató el silencio con una sonrisa.

—Debes pensar que ya que no me vuelvo más joven, empezaré a ser un anciano con los dientes caídos —dijo y se podía escuchar el acento sureño realmente fuerte en sus palabras. Se estaba limpiando los dientes con un palillo cuando continuó—, pero estoy más fino que el vino.

—Le he estado diciendo que está comiendo demasiada carne. Yo soy el que tendría que conducir a un hombre casi moribundo al hospital y lo único que él contesta es que sólo estoy siendo una gallina.

Su padre dejó de usar el palillo y miró a Mike con su cara siempre seria. —Eso es porque lo eres, hijo. ¿Puedo fumar en este lugar?

—Hay lugares en la ciudad para hacer eso y este no es uno de ellos. Jesús, ¿soy realmente la única que tiene curiosidad por el novio de Ellery?

—Es Ellie. —Ella corrigió a Lydia con el ceño fruncido y casi sonreí porque era la única aclaración que parecía tener en mente. Su hermana agitó una mano con desdén y el muchacho que estaba sentado junto a la chica de los cabellos dorados parecía un poco tímido delante de ellos, pero se aclaró la garganta.

—Bueno, nos conocimos hace unas semanas —dijo y una pequeña sonrisa apareció en sus labios como si estuviera mirando la memoria en un cine—. Yo estaba trabajando en la tienda de dulces de mi familia y ella entró y fue un poco como un torbellino. Más bien un desastre.

Mike se mordió los labios como si estuviera tratando de contener la risa, pero luego empezó a carcajearse en voz alta y su hermana mayor sonrió satisfecha sin darse cuenta de que casi todos los ojos del restaurante se concentraban en ellos. Ellie parpadeó con sus mejillas tan rojas como las rosas y empezó a defenderse furiosamente, dando un pequeño empujón a Luke que le hizo sonreír con una disculpa en los labios.

—Tengo más historias como esa, Luke, pero necesito que me respondas la pregunta de los millones de baltines antes de que te cuente acerca de ellas. —Me pregunté si todos los Ryans eran una familia de voces o era sólo una casualidad, porque el chico hizo una voz bastante grave pero graciosa y sonaba profesional—. ¿Están saliendo o no?

Halcyon.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora