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Una semana. Ha pasado una semana desde que pasó el interesante suceso con Castiel. Y aún sigo sin creérmelo.
Desde lo sucedido, no he vuelto a verle mucho. A veces lo veía con Lysandro en el patio, o vagando por los pasillos cuando yo estaba en la sala de delegados. Sinceramente, no sé si quiero hablar con él. Creo que tengo que hacerlo, pero a la vez pienso que no sería una muy buena idea acercarme a hablarle sobre.. eso.

-Nathaniel, ¿te queda mucho? -gritó mi hermana desde la puerta, yo suspiré frustrado y apreté los papeles que llevaba en la mano.

-Ámber, te he dicho que no me molestes, deja de ser tan pesada por una vez en tu vida -solté mientras me sentaba en la silla y cogía un bolígrafo, tenía que estudiar para el examen de la semana que viene y mi hermana sólo molestaba.

Ámber soltó un grito ahogado. Noté cómo fruncía el ceño y se tensaba.

-Como no vengas, voy a decírselo a papá.

Oh, por favor.

-Y como tú no me dejes en paz -grité caminando hacia donde se encontraba Ámber-, voy a cerrarte la boca de una buena..

-¡Nathaniel! -una tercera voz irrumpió en la conversación.

Giré mi cabeza a punto de gritarle al idiota que se encontraba metiéndose en mis asuntos cuando vi a Sucrette pasmada a mi lado.

-En fin.

Ámber movió su cabello y desapareció de mi vista. Estaba agradecido por aquello, esta chica siempre conseguía ponerme de los nervios.

-Nathaniel.. estoy algo preocupada..

-¿Qué ocurre, Sucrette? -cuestioné algo más calmado, pero no del todo.

-Estás más violento de lo normal últimamente, eras un chico muy pacífico y amigable hasta hace una semana.

Entonces, todas las imágenes de Castiel y yo inundaron mi mente.

No. Negué con la cabeza y fruncí el ceño, Castiel no tenía nada que ver con esto. Él no era nada en mi vida.

-¿De qué hablas? Yo no estoy más violento ni tonterías de esas -entonces, sentí un golpe en mi hombro. Era él, otra vez-. ¡Y tú podrías mirar por dónde andas!

El pelirrojo se paró para segundos después mirarme a los ojos y apretar los puños.

-Cállate si no quieres problemas, delegado.

Y, con esto último, siguió caminando. Pero yo fui detrás de él y le golpeé el hombro.

-¿Y no piensas hablar de lo que pasó hace una seman..

-¡Cállate de una puta vez!

Liar © (CN #1) Where stories live. Discover now