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FELIZ AÑO NUEVO OS AMO AY

Era tanta la presión que Toby llevaba consigo mismo en aquel momento, que le tardó mas de lo debido formular la frase tratando de explicar qué era lo que estaba pasando. Por lo tanto, Nathaniel tuvo que volver a hablar de nuevo, dándole aún más prisa.

-Nathaniel... ¿Por qué no hablas de esto con Ámber? Yo...

Al ver la mirada tan severa que el rubio le regalaba, sus labios se sellaron por completo, provocando de nuevo el silencio entre ellos dos. Nathaniel seguía agarrando del cabello a su contrario, con la ira aún en su límite. A pesar de sentir que primero debía reunir a todos los culpables (o sospechosos) y hablar en grupo, no podía.

Su mano seguía agarrando con fuerza el cabello del menor, y sus dientes se apretaban con tal fuerza que sus encías comenzaron a doler fuertemente. Cuando vio las lágrimas en el rostro de Toby, lo único que hizo fue, con la misma mano que sujetaba su cabello, golpearlo con fuerza contra la pared hasta aturdirlo lo suficiente como para hacerlo caer al suelo, con la cabeza gacha. Él, con el rostro sonrojado y el cuerpo tenso, dirigió vehementemente las manos a su cabello propio y comenzó a tirar de él, atacado por la ira.

-¿¡Por qué eres así, Toby!? -gritó. Seguidamente, se dio cuenta de que el timbre que indicaba el inicio de las clases comenzó a sonar en ese mismo instante, distorsionando sus clamores-. ¿¡No te das cuenta de todo lo que has hecho, maldito estúpido!?

Toby apenas se encontraba estable en aquel momento. Con la cabeza gacha y sin la suficiente fuerza como para levantarla y mirarlo a los ojos, simplemente tuvo que escuchar todo lo que decía, pues tampoco se sentía capaz de hablar.

Nathaniel no se consideraba una persona estable mentalmente, y era totalmente consciente de que probablemente era cierto. Aún así, aún había un pensamiento en él que inhibía la posibilidad de creer en ello completamente.

De repente, toda la energía con la que llegó principalmente a aquel lugar se esfumó por completo, como si se tratase de la última calada de un cigarrillo que repentinamente se volvía ceniza. Simplemente desapareció.

Así pues, sus piernas dejaron de proporcionar fuerza y sus rodillas tocaron la greda de aquel lugar, tirándolo al suelo.

Y así también, de sus ojos comenzaron a brotar decenas de lágrimas, siendo éstas acompañadas por unos llantos lamentables, inevitablemente agudos.

La situación era realmente espantosa, digna de ver. Toby podría ser perfectamente confundido por una persona inconsciente y Nathaniel por un loco fugado del psiquiátrico. Claro, esto hablando con toque humorístico. Pero realmente daba más pena que gracia.

Unos pasos irrumpieron en aquel callejón. Efectivamente, se trataba de alguien que llegaba allí enfadado, irritado por la situación, porque el estruendo que habían hecho sus pasos al llegar daban a entender que posiblemente iría a hacerle daño a alguno de aquellos dos.

Fue allí la primera vez de todas que Toby levantó la cabeza, simplemente para observar quién era el que se había unido a aquella bochornosa escena.

Nathaniel, en cambio, se quedó tirado en el suelo, con el rostro tapado por sus propias manos e hipando a causa de sus patosos llantos. Aún sin saber quién era aquella persona que había llegado y se había parado tras él, no hizo nada cuando sintió cómo se agachaba, para seguidamente posar ambas manos a cada hombro de él, tratando de consolarlo.

Ante tal acto, el rubio trató de calmarse (más que nada para no hacer más penosa la situación), pero no lo consiguió. Ante el sentimiento de sentir que un desconocido trataba de consolarlo, lo único que pudo hacer fue agarrar los brazos de aquella persona (que lo sostenía desde atrás) y aferrarse a ellos con fuerza, tratando de girarse para saber de quién se trataba.

Liar © (CN #1) Where stories live. Discover now