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Castiel, nada más entrar a casa del otro, encontró una mesa de comedor decorada de una forma bastante elegante. En ella estaban sentados el padre de Nathaniel y Ámber, quienes miraban estupefactos al pelirrojo. Una sonrisa se formó en el rostro de Ámber, quien, de inmediato, le ofreció asiento a Castiel junto a ella. Este la ignoró y se sentó frente a ella, siendo acompañado al instante por Nathaniel.

La cena se volvió bastante incómoda, más que nada porque Nathaniel observaba por el rabillo del ojo cómo las manos de Castiel se tensaban más con cada segundo que pasaba.

Llegó un punto en que no aguantó más y dejó caer el tenedor agresivamente sobre el plato, llamando la atención de todos

—No aguanto más.

Nathaniel agrandó los ojos, agarrando su brazo.  

—¡N-no!, ¡Esp-

—Estoy saliendo con vuestro hijo.—soltó el pelirrojo, interrumpiendo a su novio. Sus hombros se relajaron y soltó un suspiro al haber podido decirlo, al fin.

Todo se quedó en silencio, los ojos de Nathaniel estaban aguados y Ámber los miraba más que anonadada, igual que sus padres.

—¿Qué?—dijo la madre, con una inconsciente voz chillona.

—¿Eres.. gay?—cuestionó Ámber, dirigiéndose al pelirrojo con una notable mueca de asco. Al ver cómo este asentía frunciendo el ceño, se levantó recelosa de la mesa y corrió hacia la habitación, dando un fuerte portazo como despedida.

Todo parecía quedarse en silencio, hasta que un golpe en la mesa hizo estremecer la habitación de semejante fuerza que impuso el padre de Nathaniel al golpearla.

—¡Nathaniel, a tu habitación! Voy a hablar con este chico.

El rubio obedeció sumiso, levantándose de la mesa. Pero, nada más dar el primer paso, Castiel lo agarró de la muñeca, tirando de él hasta quedar a su lado.

—No, no vamos a hablar y Nathaniel no va a ir a su habitación, ¿entendido?—escupió Castiel, apretando los dientes y alzando la voz con cada palabra que decía—. Usted no tiene por qué maltratar a mi novio de esa forma, tan sólo es un estúpido homófobo que estaría mejor muerto. Torció las cosas desde el principio y no hace nada aquí, simplemente molestar. Tenemos pruebas y no dudaré en denunciarlo, me importa una puta mierda que Nathaniel se niegue. 

El padre de Nathaniel, enfurecido, echó a correr hasta quedar frente a este. Levantó el puño hacia Nathaniel y lo movió con rapidez, pero Castiel agarró su muñeca antes de que llegase a darle a Nathaniel y la apretó, retorciéndola con rabia. Cuando el padre de Nathaniel soltó un grito desgarrador, Castiel lo soltó, agarrando esta vez el brazo de su novio y saliendo de aquella casa, hecho una furia. 

—¡Cas-castiel!—Nathaniel se removió tratando de soltarse del agarre del otro.

—¡Nathaniel, cállate!—el otro siguió caminando aún sosteniendo (esta vez con un poco menos de fuerza) el brazo del rubio.

Llegaron al portal de Nathaniel, el pelirrojo le arrebató las llaves y abrió la puerta, empujando a Nathaniel dentro, ya que se negaba a moverse. Cerró la puerta con un portazo y se sentó en el sofá, tratando de recuperar el aliento.

—¿¡Por qué has hecho eso!?—Nathaniel se llevó las manos a la cabeza, tirando de su cabello con desesperación—. ¡¡Has empeorado las cosas, todo estaba yendo bien!!

—Ah, ¿eso piensas?—cuestionó el pelirrojo, con un sorprendente tono de tranquilidad. Se levantó del sofá y lo miró, sañudo—. Está bien. La próxima vez que tu padre te pegue, yo no estaré a tu lado para detenerlo como hoy.

Castiel se dio media vuelta, caminando con pasos apretados hasta llegar a la puerta de entrada. Al abrirla, la voz de Nathaniel resonó por toda la casa, pidiéndole que, por favor, no se marchase. Las súplicas proseguían, Castiel se mantuvo erguido, apretando al pomo de la puerta con fuerza, pues todo aquello le dolía más de lo pensado. Al final, terminó de salir de la casa y cerró con otro portazo, desapareciendo del campo visual de Nathaniel.

Todo se había torcido de nuevo.

    • • •

Aquella misma noche, Nathaniel estuvo en la cama, sosteniendo el teléfono nerviosamente mientras observaba el chat de Castiel, quien estaba en línea. 
No se atrevía a hablarle.

Estuvo a punto de teclear algo, pero entonces observó cómo este ahora se encontraba offline, por lo que suspiró con pesadez y apagó el teléfono, dejándolo en la mesilla y cerrando los ojos. ¿Qué ocurriría con ellos? Castiel no rompió con él antes... ¿no?


Liar © (CN #1) Where stories live. Discover now